“Grito mundial por Cuba»: La sociedad civil llama a una manifestación global contra la represión en Cuba el próximo 10 de diciembre

Organizaciones de la sociedad civil cubana, activistas del exilio y plataformas promotoras de la democracia lanzaron una convocatoria internacional para realizar una manifestación mundial el próximo 10 de diciembre, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos.

El llamado surge en un contexto marcado por un deterioro acelerado de las libertades civiles en Cuba, un incremento de arrestos políticos y el fortalecimiento de la maquinaria represiva del Estado contra opositores y periodistas independientes.


Los impulsores de la iniciativa afirman que la movilización busca unir a la diáspora y a los defensores de derechos humanos en un reclamo global: la liberación de los más de 1.100 presos políticos, el respeto a la dignidad humana y el fin de las violaciones sistemáticas cometidas por el régimen cubano.

Plataformas como Cuba Decide, junto a colectivos de familiares de prisioneros del 11J y organizaciones internacionales, respaldan activamente esta acción coordinada. “¡Nos vemos el 10! Apoyamos la convocatoria a manifestarnos mundialmente por los derechos humanos para los cubanos. Libertad para los presos políticos. Libertad para Cuba”, dice un mensaje de Cuba Decide en X.

Ciudades del mundo se preparan para marchar

La manifestación tendrá réplicas en decenas de ciudades de América, Europa y el Caribe, donde la diáspora cubana mantiene comunidades activas. Entre los puntos confirmados destacan Miami, Madrid, Ciudad de México, Washington D.C., Buenos Aires, Berlín, Toronto, Barcelona y Santiago de Chile que en años anteriores han realizado actos similares.

Cada una de estas sedes está organizando actividades específicas que incluyen marchas, lecturas públicas de testimonios, vigilias nocturnas y actos culturales destinados a visibilizar la represión que sufren los cubanos dentro de la isla.


En Miami, centro neurálgico del exilio cubano, se prevén convocatorias masivas en zonas emblemáticas como la Calle Ocho. En Europa, especialmente en España, grupos de derechos humanos planean actividades frente a instituciones políticas para exigir que la situación cubana se mantenga en la agenda internacional. La simultaneidad de las concentraciones busca aumentar el impacto mediático y ejercer mayor presión diplomática sobre La Habana.

Los promotores del evento hacen un llamado a los participantes para que acudan vestidos de blanco, portando la bandera cubana y carteles donde aparezcan los nombres de los presos políticos, como una forma de visibilizar su situación.

En otras oportunidades, Rosa María Payá ha subrayado que estas convocatorias buscan “recordarle al mundo que los cubanos no hemos abandonado la lucha por nuestra libertad” y que, aun frente a la represión del régimen, el deseo de un país distinto “permanece encendido en el corazón de la ciudadanía”.

Activistas dentro de Cuba participan pese al riesgo

A pesar del clima de tensión, activistas, periodistas independientes y familiares de presos políticos dentro de la isla han expresado su intención de sumarse de forma simbólica a la jornada del 10 de diciembre. Sin embargo, lo harán en un ambiente de miedo, vigilancia y hostigamiento, pues las autoridades han incrementado los cercos policiales, las citaciones intimidatorias y las detenciones arbitrarias en vísperas de la manifestación.

Diversos observatorios de derechos humanos han registrado la presencia reforzada de agentes de la Seguridad del Estado en los alrededores de viviendas de opositores, así como interrupciones de internet, operativos de seguimiento y amenazas directas. Este patrón represivo se repite cada vez que se aproxima una fecha políticamente sensible, lo que obliga a muchos activistas a actuar con extrema cautela para evitar represalias inmediatas.

Más de 1.100 presos políticos: el mayor número en décadas

La convocatoria internacional resalta la cifra alarmante de más de 1.100 presos políticos que permanecen encarcelados en Cuba, considerada la más alta en varias décadas por organizaciones internacionales. La mayoría de estos detenidos fueron arrestados tras las protestas del 11 de julio de 2021, pero también se incluyen artistas, opositores de larga trayectoria, activistas LGBTIQ+, periodistas ciudadanos y jóvenes acusados bajo cargos amplios o ambiguos como “sedición” o “desórdenes públicos”.

Los familiares de prisioneros han denunciado condiciones inhumanas en centros penitenciarios, incluyendo hacinamiento extremo, falta de atención médica adecuada, celdas de castigo y presión psicológica. Varios informes documentan que los detenidos son sometidos a maltrato y aislamiento como método de control y castigo, mientras que sus procesos judiciales continúan caracterizados por la ausencia de garantías elementales.

Un momento decisivo para la presión internacional

Los organizadores esperan que la jornada del 10 de diciembre revitalice la atención de gobiernos y organismos internacionales sobre la situación en Cuba. Diversas instituciones han alertado recientemente sobre el agravamiento de la crisis económica, la represión sistemática y la falta absoluta de libertades políticas en la isla.

En este sentido, grupos del exilio exigen que cualquier cooperación o acercamiento diplomático hacia La Habana sea condicionado al cumplimiento básico de los derechos humanos.

La comunidad cubana en el exterior considera que el escenario actual es decisivo para insistir ante la comunidad internacional sobre la necesidad de acciones más firmes. “No se puede normalizar un régimen que encarcela a quienes piensan diferente”, señalaron los organizadores en un comunicado.

Entre la memoria histórica y la esperanza

La fecha seleccionada para la manifestación no es casual. El 10 de diciembre conmemora la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento al que Cuba adhirió en 1948 y que hoy contrasta dramáticamente con la realidad de represión que vive la nación.

Para activistas dentro y fuera del país, la jornada representa un acto de memoria y resistencia, así como un intento de reconectar a la diáspora con quienes continúan pagando el precio de la disidencia dentro de la isla.

El objetivo final, según los convocantes, es claro: demostrar al mundo que los cubanos no están solos en su reclamo y que la lucha por la libertad y los derechos fundamentales sigue vigente, pese a la represión y el silencio impuesto por el régimen.


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