
El icónico restaurante Versailles, considerado desde hace décadas el epicentro político del exilio cubano en Miami, volvió a convertirse en escenario de una demostración pública de solidaridad. Decenas de activistas, líderes comunitarios, familiares de presos políticos y ciudadanos se reunieron para exigir atención urgente para Yosvany Rosell García Caso, uno de los manifestantes del 11J condenado en Cuba y actualmente en una situación médica crítica tras 41 días de huelga de hambre.
La concentración, organizada por diferentes grupos del exilio, incluyó rezos, mensajes de apoyo y llamados a la comunidad internacional. Los presentes sostuvieron carteles, velas y banderas cubanas mientras pedían que no se repita en Cuba la trágica historia de presos que murieron tras largas huelgas sin que el régimen cediera a peticiones humanitarias.
Un testimonio desgarrador: tres minutos detrás de un cristal
Mailín Rodríguez Sánchez, esposa del preso político describió ante cámaras de Telemundo 51 la escena como una de las más dolorosas de su vida. Solo pudo estar tres minutos frente a él, separados por un cristal, sin posibilidad de contacto físico y bajo vigilancia estricta.
Según relató, Yosvany Rosell se encuentra extremadamente debilitado: apenas ingiere agua, la presión arterial está peligrosamente baja, y casi no produce orina, signos clínicos que advierten un posible colapso inminente de sus órganos. “Lo vi muy mal, pero con una convicción que no ha perdido”, expresó Rodríguez. Añadió que el propio preso le pidió que divulgara su situación, pues teme que, sin presión internacional, su protesta “quede silenciada” dentro del sistema penitenciario.
El líder del Movimiento Democracia, Ramón Saúl Sánchez quien estuvo en la vigilia afirmó que la comunidad debe estar en total respaldo al detenido y su familia. “Tenemos que darle todo nuestro apoyo como cubanos, como seres humanos, tanto a Yosvany, como también a su esposa, a su familia y a los demás presos políticos… Si no hacemos eso, se nos va a morir”, destacó el opositor.
Por otro lado, Angélica Garrido quien estuvo en la misma situación de Rossell cuando residía en Cuba también envió un mensaje de apoyo. “La patria lo contempla orgullosa aun si él detiene su huelga de hambre”, sentenció.
Las razones detrás de una huelga extrema
La huelga de hambre, iniciada el 23 de octubre, busca denunciar lo que su familia y grupos de derechos humanos describen como un patrón de golpizas, aislamiento prolongado, amenazas y negligencia médica contra los detenidos del 11J. Rosell, de Holguín, fue condenado a 15 años de prisión por sedición, a pesar de no haber cometido actos violentos durante las protestas masivas.
Sus familiares han denunciado que antes de iniciar la huelga recibió castigos por solicitar atención médica y por reclamar mejores condiciones en su celda. También alegan que las autoridades penitenciarias han restringido la información sobre su estado, lo que incrementa la ansiedad y la preocupación de sus allegados.
“No queremos que se muera. Queremos que Yosvany viva porque lo necesitamos como el luchador que es”, expresó Catalina Vázquez del Movimiento Clamor de Cuba quien estuvo también en el Versailles.
Las declaraciones de La Diosa elevan el clamor por la libertad de García Caso
La reciente intervención pública de la cantante cubana La Diosa, una de las voces más activas en la denuncia de abusos del régimen, añadió aún más presión a la situación de Yosvany Rosell García Caso. En declaraciones difundidas en redes sociales, la artista expresó su “indignación profunda” ante el deterioro extremo del preso político y acusó directamente al gobierno cubano de “dejar morir a quienes piensan diferente”.
La Diosa llamó a la comunidad internacional, a los artistas cubanos dentro y fuera de la isla y a los organismos de derechos humanos a romper el silencio. Señaló que la huelga de García Caso refleja el sufrimiento de “cientos de cubanos encarcelados desde el 11J por protestar pacíficamente”, y recordó que muchos de ellos no han recibido atención médica adecuada ni acceso a visitas familiares.
Además, advirtió que el caso de García Caso podría convertirse en otra tragedia nacional si no se actúa de inmediato. “No podemos permitir otro Orlando Zapata”, afirmó, subrayando que quienes están en prisión por razones políticas “no tienen quién los proteja” dentro del sistema penitenciario cubano. Sus declaraciones rápidamente circularon entre activistas, medios independientes y figuras del exilio, que agradecieron su postura y la calificaron como un llamado urgente a la acción.
El eco histórico de otras huelgas de hambre en Cuba
La vigilia estuvo marcada por referencias a un pasado que aún duele en el exilio. Varios participantes mencionaron el caso de Orlando Zapata Tamayo, opositor cubano fallecido en 2010 tras más de 80 días de huelga de hambre. Zapata se convirtió en un símbolo internacional del costo extremo que pagan los disidentes en Cuba.
Organizaciones del exilio advirtieron que el caso de García Caso reúne elementos similares: deterioro acelerado, opacidad oficial, ausencia de garantías médicas y falta de voluntad política para dialogar. Temen que la historia se repita si no aumenta la presión diplomática.
Llamados a Washington, a organismos internacionales y a la prensa
Los organizadores pidieron al gobierno de Estados Unidos, a la Unión Europea, a la ONU y a la OEA emitir pronunciamientos urgentes. Aseguraron que la presión exterior ha sido históricamente un factor determinante para que las autoridades cubanas accedan a mejoras en condiciones carcelarias o consideren revisiones de casos de presos políticos.
Asimismo, hicieron un llamado directo a los medios internacionales para amplificar la historia, recordando que muchos presos del 11J continúan cumpliendo largas condenas bajo condiciones que califican como inhumanas.
El Versailles como símbolo vivo del reclamo cubano
La elección del restaurante Versailles no fue casual. Desde los años 60, este espacio ha funcionado como lugar de encuentro para el exilio y como punto de partida de manifestaciones históricas. Allí se celebran victorias diplomáticas, se denuncian violaciones de derechos humanos y se organizan campañas de presión contra La Habana.
En esta ocasión, las velas encendidas, las oraciones y los mensajes de apoyo hacia Yosvany Rosell recordaron que el exilio mantiene viva la defensa de los presos políticos, incluso décadas después de haber abandonado la isla.
Una cuenta regresiva que preocupa
La situación médica del preso político es descrita por especialistas como una carrera contra el tiempo. Cada día de ayuno prolongado sin supervisión adecuada aumenta el riesgo de falla multiorgánica irreversible.
Su esposa y activistas del exilio reiteraron que el régimen cubano será responsable de cualquier desenlace fatal. Afirman que la comunidad internacional debe actuar antes de que la huelga alcance un punto de no retorno.





