Trump eleva la tensión en la región y acusa a Cuba de operar bajo un eje narcoterrorista igual al de Venezuela y Nicaragua

El presidente Donald J. Trump volvió a colocar a Cuba en el centro de su discurso político al afirmar que la Isla, junto con Venezuela y Nicaragua, está “tomada por narcoterroristas”. Su declaración, publicada en Truth Social, profundiza la retórica de confrontación que su administración ha sostenido frente a los gobiernos aliados de Caracas.

En su mensaje, el mandatario señaló directamente a Nicolás Maduro como el líder de un “eje” que, según él, utiliza estructuras de narcotráfico y represión para ejercer control político en la región. Cuba fue presentada como uno de los ejemplos más claros de un país “secuestrado” por estas redes.


Honduras entra en el foco por las elecciones

Trump no limitó su discurso a criticar a Cuba, Venezuela y Nicaragua. También lanzó una advertencia sobre las próximas elecciones en Honduras, preguntándose si “Maduro y sus narcoterroristas” podrían “tomar otro país”. Esta insinuación sugiere que la influencia de Caracas podría extenderse si el resultado de los comicios no favorece a las fuerzas políticas que Washington considera más cercanas.

El presidente estadounidense respaldó explícitamente al candidato Tito Asfura, a quien describió como “el hombre que lucha por la democracia” y quien ya tuvo resultados positivos cuando era alcalde de Tegucigalpa, gesto que coloca a Estados Unidos dentro de la contienda hondureña con un mensaje abiertamente solidario. Su apoyo busca transmitir la idea de que un eventual triunfo de Asfura frenaría la expansión del “narcocomunismo” en Centroamérica.

“La democracia está a prueba en las próximas elecciones en el hermoso país de Honduras. ¿Tomarán Maduro y sus narcoterroristas otro país, como lo han hecho con Cuba, Nicaragua y Venezuela?”, escribió el presidente.

Señaló que la principal contendiente, Rixi Moncada, considera a Fidel Castro su figura de referencia, y advirtió que, a su juicio, los grupos comunistas intentan confundir al electorado impulsando a un tercer aspirante, Salvador Nasralla, quien —según afirmó— tampoco es un defensor de las libertades.

“No puedo trabajar con Moncada ni con los comunistas. Nasralla no es un socio confiable para la libertad. Espero que el pueblo de Honduras vote por la democracia y elija a Tito Asfura presidente”, advirtió el republicano que busca despejar la ideología comunista de la región.


Captura de pantalla Truth Social de Donald Trump

Un discurso dirigido al Caribe, Centroamérica y al exilio en Florida

El mensaje llega en un momento en el que Washington endurece sus posiciones hacia gobiernos considerados autoritarios en América Latina. Para el exilio cubano en Florida, especialmente en Miami-Dade, estas palabras refuerzan narrativas históricas sobre el papel de Cuba en la región y su relación con dinámicas ilícitas. La acusación de “narcoterrorismo” coloca nuevamente a La Habana en un marco que podría justificar sanciones adicionales, restricciones migratorias y un reforzamiento de la vigilancia regional.

En los círculos diplomáticos, el uso de esta etiqueta tiene implicaciones significativas. Señalar a un país como “tomado por narcoterroristas” permite al gobierno estadounidense plantear nuevas medidas en organismos internacionales, aumentar la presión sobre aliados de Cuba y justificar acciones más enérgicas bajo el paraguas de la seguridad hemisférica.

En su declaración pública, Trump puso en la mira al gobierno de Nicolás Maduro, al que acusó de expandir su dominio “apropiándose de países mediante complejas redes de narcoterrorismo político”. Afirmó que esta influencia no es aislada y la comparó con lo ocurrido en Cuba y Nicaragua, naciones que —según sostuvo— ya quedaron bajo el control de esas mismas estructuras que operan en la sombra.

Cuba en el centro del debate de seguridad nacional en EE. UU.

La referencia a Cuba como un país tomado por “narcoterroristas” coincide con semanas de endurecimiento de políticas migratorias y de seguridad. Desde la Casa Blanca, la narrativa de “amenaza hemisférica” se ha reactivado mientras se discuten reformas migratorias, revisiones más estrictas a solicitantes de asilo y nuevas sanciones que afectan a gobiernos aliados entre sí.

Para analistas en Washington, esta retórica sirve como marco discursivo para justificar decisiones futuras, como ampliación de sanciones financieras, nuevas restricciones a viajeros provenientes de los países señalados y mayor cooperación con gobiernos aliados para frenar lo que Trump presenta como una expansión de redes criminales-políticas vinculadas a La Habana y Caracas.

Repercusiones políticas y sociales en Florida

Las declaraciones de Trump tienen una resonancia especial en Florida, donde millones de cubanos, venezolanos y nicaragüenses siguen de cerca cualquier señal que implique cambios en la política hacia sus países de origen. Sectores conservadores del exilio suelen recibir con entusiasmo este tipo de mensajes, interpretándolos como una postura firme frente a regímenes autoritarios.

Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y académicos cuestionan la falta de evidencia que respalde el concepto de “narcoterrorismo político” aplicado a Cuba. Aun así, el impacto político está claro: el discurso fortalece la base conservadora en un estado clave para la política nacional.

Escenario futuro y posibles medidas

Aunque la Casa Blanca no ha anunciado acciones concretas tras la declaración, el tono del mensaje sugiere que podrían venir nuevas medidas. Históricamente, expresiones de este tipo han precedido órdenes ejecutivas, endurecimiento de sanciones y revisiones en la política migratoria dirigida a países señalados como riesgos para la seguridad nacional. La administración también podría elevar el tema en foros multilaterales, buscando apoyo internacional para aislar políticamente a Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El mensaje de Trump, más allá de su impacto inmediato, reconfigura nuevamente la relación entre Washington y La Habana, y posiciona a Cuba en un lugar central dentro del discurso de seguridad hemisférica. Ante este tipo de declaraciones, se espera que las reacciones diplomáticas no tarden en aparecer, especialmente desde los gobiernos directamente aludidos.


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