
La publicación de un video que muestra el instante exacto del arresto de William Levy volvió a poner en el centro del debate un episodio que, aunque ya estaba cerrado en los tribunales, continúa generando atención pública.
Las imágenes, divulgadas por Telemundo 51, captan al actor cubano en medio de un intercambio directo con agentes del condado de Broward la noche en que lo detuvieron frente a un restaurante en Weston, el pasado mes de abril en Weston.
En la grabación, Levy aparece sorprendido mientras repite: “No he hecho nada”. Uno de los oficiales, hablándole en español, le responde: «Te dijeron que te tenías que ir y no te fuiste». El actor, confundido, cuestiona: “¿Quién me dijo que me tenía que ir?”. Este intercambio constituye la base del reporte policial que justificó su arresto, al sugerir que el artista no obedeció una supuesta orden de abandonar el lugar.
Un incidente menor que escaló rápidamente
De acuerdo con los reportes oficiales, Levy fue detenido bajo dos faltas menores: intoxicación desordenada en público y trespassing (allanamiento), cargos que suelen aplicarse cuando una persona permanece en un establecimiento después de haber sido advertida para retirarse. Ninguno de los delitos implicaba violencia ni daños, pero al tratarse de una figura pública, la noticia adquirió notoriedad inmediata.
Testigos y empleados del negocio habrían alertado a las autoridades por un altercado menor, aunque los detalles nunca se esclarecieron completamente. Lo que sí quedó registrado es que el actor terminó esposado y luego lo trasladaron a un centro de detención del condado, generando en redes sociales un aluvión de comentarios y especulaciones sobre su conducta.
El Programa de Desvío: una herramienta para evitar antecedentes
Horas después del arresto, la defensa de Levy inició gestiones para que el caso fuera canalizado a través del Misdemeanor Diversion Program, un mecanismo de desvío ampliamente utilizado en Broward y otros condados de Florida. Este tipo de programas ofrece a los acusados de delitos menores —especialmente cuando no tienen antecedentes— una alternativa para evitar un juicio y la creación de un expediente penal permanente.
“Al ser un primer infractor, el acusado fue elegible para ingresar al programa, el cual completó exitosamente. En todos los casos con víctimas registradas, no se permite la admisión al programa sin el consentimiento previo de la víctima”, destaca la directora de comunicaciones del fiscal Harold F. Pryor, Paula McMahon.
En estos programas, el participante puede someterse a supervisión, cursos de manejo de conflictos, evaluaciones psicológicas, pruebas de sustancias, pago de tarifas administrativas o servicio comunitario. La filosofía detrás del sistema es reducir la carga de los tribunales, promover la reinserción y evitar que infracciones menores tengan consecuencias desproporcionadas en la vida de los acusados.
Levy cumplió satisfactoriamente con todos los requisitos. El 29 de septiembre, los supervisores del programa enviaron un informe certificando su cumplimiento total, lo que permitió que la Fiscalía recomendara retirar los cargos. A inicios de octubre, el caso fue oficialmente cerrado.
“Este programa da una segunda oportunidad a quienes aceptan responsabilidad por sus actos y buscan rehabilitación. Si no cumplen, el caso regresa a la corte para ser procesado”, agregó la experta.
El resurgimiento del caso y las reacciones del público
Aunque la situación legal quedó resuelta, la difusión del video volvió a activar la conversación pública. Para muchos usuarios de redes sociales, la reacción del actor en el video evidencia confusión más que desafío a la autoridad, y algunos incluso cuestionan si fue adecuadamente informado sobre las razones de su detención.
Otros, en cambio, defienden la actuación policial, argumentando que los agentes estuvieron respondiendo a un eventual reporte de alteración del orden en un establecimiento privado.
El caso también abre un debate más amplio sobre cómo interviene la policía en situaciones que involucran a figuras reconocidas. Especialistas consultados por medios locales han señalado que, en numerosos incidentes similares, la presencia de cámaras —y la presión de la opinión pública— puede influir en la rapidez con la que escalan estos encuentros.
Contexto: detenciones de celebridades y escrutinio social
Los incidentes que involucran a personalidades del entretenimiento suelen generar un escrutinio adicional. En Estados Unidos, arrestos de celebridades como Justin Bieber, Tiger Woods o Shia LaBeouf han demostrado que episodios menores pueden transformarse en crisis mediáticas, amplificadas por la viralización de videos, audios o reportes policiales.
En el caso de Levy, la combinación de su fama, su origen cubano y su enorme base de seguidores en Latinoamérica generó un clima de atención inmediata. Para algunos analistas, la divulgación del video semanas después de que el caso se cerrara responde más a un interés informativo que judicial, ya que no tiene impacto en su situación legal.
El cierre judicial y el futuro de Levy
Con el expediente completamente archivado y sin consecuencias penales, William Levy continúa con su agenda profesional. Sin embargo, la publicación de estas imágenes vuelve a colocar su nombre en los titulares, recordando lo frágil que puede ser la reputación pública cuando se trata de figuras de alto perfil.
El actor no ha ofrecido declaraciones recientes sobre la divulgación del video, pero previamente había reiterado su inocencia y la necesidad de aclarar el contexto de su arresto. Para sus seguidores, el caso simboliza una situación injusta o exagerada; para otros, una advertencia sobre los riesgos de los malentendidos en espacios públicos.
Lo cierto es que, más allá del cierre legal, el episodio continúa siendo analizado y debatido, reflejando cómo un simple video puede reactivar una historia que parecía concluida.





