
El Aeropuerto Internacional de Miami (MIA), uno de los más transitados del país y principal puerta de entrada entre Estados Unidos, América Latina y el Caribe, anunció la implementación de un nuevo sistema tecnológico que transformará la experiencia de llegada para los ciudadanos estadounidenses.
El lanzamiento ocurre en vísperas del feriado de Acción de Gracias, cuando se anticipa un incremento considerable en el flujo de pasajeros y el consiguiente riesgo de largas filas en los puntos de control. En medio de la mayor demanda estacional del año, las autoridades locales buscan optimizar los tiempos de procesamiento y reforzar la seguridad sin afectar la experiencia del viajero.
EPP: la nueva generación de control de pasaportes en tres segundos
La herramienta, denominada Enhanced Passenger Processing (EPP), fue desarrollada por el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) para automatizar la verificación de pasajeros y reducir al mínimo la intervención manual. Este sistema utiliza la plataforma SITA Smart Path, basada en tecnología de reconocimiento facial que permite identificar a un viajero en solo tres segundos, comparando su imagen con los registros del CBP.
El procedimiento acelera la inspección, disminuye la manipulación de documentos y reduce los tiempos de espera en horas de alta afluencia. Según CBP, este tipo de automatización permitirá un flujo más constante y predecible en los controles fronterizos, garantizando simultáneamente los niveles más altos de seguridad.
“Colaboraciones como la del MIA son esenciales para garantizar la seguridad y la eficiencia de las fronteras, al tiempo que se ofrece una experiencia fluida a los viajeros internacionales”, afirmó Daniel Alonso, alto funcionario en funciones de director dentro de Aduanas.
Cabinas biométricas en tres terminales y plan de expansión
El despliegue inicial incluye 12 cabinas biométricas faciales distribuidas en las terminales D, E y J, lo que convierte al MIA en el mayor proyecto EPP instalado en un aeropuerto estadounidense hasta la fecha. Estas estaciones permiten a los ciudadanos estadounidenses completar su identificación de forma automatizada, sin necesidad de entregar documentos físicos, salvo en situaciones que requieran verificación adicional por parte de un agente.
Las autoridades aeroportuarias anticipan que esta es solo la primera fase de un plan más amplio: el sistema podría ampliarse a otras terminales para aumentar la capacidad operativa y responder al crecimiento anual del tráfico internacional.
Contexto histórico: de pruebas piloto a una infraestructura biométrica nacional
El uso de tecnologías biométricas en aeropuertos estadounidenses tiene su origen en las iniciativas de seguridad posteriores a los atentados del 11 de septiembre. Durante los años 2000 y 2010, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) realizó sus primeras pruebas piloto de verificación facial, pero fue alrededor de 2017 cuando estas tecnologías empezaron a desplegarse de manera más sistemática.
CBP inauguró programas de reconocimiento facial en procesos de salida de vuelos internacionales, inicialmente en aeropuertos como Atlanta, Washington Dulles y Orlando, con el objetivo de cerrar brechas históricas en los registros de entrada y salida.
La pandemia de COVID-19 aceleró aún más la adopción de soluciones biométricas “sin contacto”, convirtiéndolas en herramientas esenciales para reducir la manipulación de documentos y agilizar procesos. Aunque organizaciones civiles plantearon preocupaciones sobre privacidad y retención de datos, CBP estableció protocolos estrictos para el manejo de imágenes, especialmente en el caso de ciudadanos estadounidenses.
Hoy, la biometría es considerada un pilar fundamental de la seguridad fronteriza moderna. Programas como el EPP, desplegado ahora en Miami, representan la fase más avanzada de esta evolución: la identificación automatizada en segundos, sustentada en infraestructura digital capaz de operar a gran escala.
Un aeropuerto en plena revolución estructural
La instalación del sistema EPP coincide con el avance del proyecto multimillonario MIA Future Ready, que moderniza integralmente las instalaciones del aeropuerto. El plan incluye ampliaciones de áreas operativas, renovación de espacios congestionados, sistemas de seguridad de última generación y mejoras en la infraestructura tecnológica que permitirán procesar volúmenes crecientes de pasajeros con mayor eficiencia.
Con más de 45 millones de viajeros al año, Miami se encuentra en una carrera constante para adaptarse al crecimiento del tráfico aéreo global. La automatización biométrica representa un componente clave en esa estrategia de modernización.
Nueva normativa federal para no ciudadanos: un cambio profundo en fronteras
Paralelamente, el Departamento de Seguridad Nacional anunció una “regla final” que transformará el proceso de control para todos los no ciudadanos que entren o salgan de Estados Unidos. La normativa, que entrará en vigor el 26 de diciembre de 2025, obliga a la recopilación de datos biométricos faciales en aeropuertos, puertos marítimos, cruces fronterizos terrestres y todos los puntos de salida autorizados.
Entre los cambios más significativos destacan la eliminación de exenciones históricas para diplomáticos, inclusión obligatoria de la mayoría de los visitantes canadienses, que antes contaban con procesos simplificados y registro biométrico universal para turistas, estudiantes, trabajadores temporales, portadores de visas y otros no ciudadanos.
La regulación forma parte de un esfuerzo federal más amplio para reforzar la seguridad, mejorar la precisión de los registros migratorios y detectar con mayor eficiencia casos de fraude o sobreestadías.
Miami como laboratorio del futuro fronterizo
Con la combinación del sistema biométrico EPP, el avance del proyecto MIA Future Ready y los nuevos cambios normativos federales, el Aeropuerto Internacional de Miami se posiciona como un ensayo del futuro de los controles fronterizos en Estados Unidos. Su infraestructura funciona como modelo piloto para procesos más rápidos, seguros y totalmente digitalizados.
A medida que aumenta el flujo global de viajeros y se consolidan las tecnologías sin contacto, Miami emerge como un referente nacional para lo que serán los aeropuertos del mañana: espacios más automatizados, con mayores estándares de seguridad y diseñados para procesar millones de pasajeros con la mínima fricción posible.




