
Las imágenes aéreas difundidas por TeleSUR TV y compartidas la prensa cubana exponen con crudeza la devastación que dejó el huracán Melissa en la provincia de Holguín, al oriente de Cuba. Desde el aire, el panorama es desolador: extensas zonas rurales y urbanas permanecen bajo el agua, techos arrancados por los vientos, postes eléctricos colapsados y calles convertidas en ríos de lodo.
Los videos grabados desde un helicóptero de la Fuerza Aérea de Cuba muestran cómo barrios enteros quedaron reducidos a escombros, con decenas de viviendas destruidas o gravemente dañadas y amplias zonas inundadas por las torrenciales precipitaciones y desborde de los ríos. Las imágenes no solo evidencian la fuerza del ciclón, sino también la vulnerabilidad de la infraestructura cubana ante eventos meteorológicos cada vez más extremos.
“En cuestión de minutos, el viento lo barrió todo. No quedó nada de pie”, relató un residente del municipio de Báguanos, uno de los más afectados, a través de mensajes difundidos en redes sociales.
Miles de damnificados y comunidades aisladas
Las autoridades locales reportan miles de damnificados, aunque aún no existe un balance oficial definitivo de daños. Varias localidades permanecen incomunicadas debido al colapso de puentes, carreteras y líneas telefónicas.
En los municipios de Cueto, Mayarí, Báguanos y Holguín, familias enteras continúan viviendo entre el lodo y los escombros, sin acceso a agua potable ni electricidad. Los equipos de rescate enfrentan grandes dificultades para llegar a zonas rurales donde el nivel del agua sigue alto.
“Hay personas atrapadas que aún no han recibido ayuda. Lo perdimos todo: casas, animales, cosechas”, lamentó un campesino de Mayarí en declaraciones a medios locales.
Las primeras medidas del gobierno
El presidente Miguel Díaz-Canel recorrió algunas zonas afectadas en Holguín, donde prometió “no dejar a nadie desamparado”. Según reportes oficiales, el gobierno ha puesto en marcha planes de recuperación y rehabilitación de viviendas, priorizando a las familias que quedaron sin techo.
Entre las medidas anunciadas figura la conversión de contenedores marítimos en viviendas temporales, presentadas como una solución “ágil y confortable” ante la falta de materiales de construcción. Sin embargo, esta iniciativa ha generado críticas entre los ciudadanos, quienes cuestionan las condiciones de habitabilidad y la durabilidad de esas estructuras metálicas. “Decir que un contenedor es un hogar digno es una falta de respeto”, comentó un usuario en redes sociales, reflejando el malestar generalizado ante las respuestas oficiales.
Solidaridad ciudadana y ayuda desde el exterior
Mientras tanto, las redes sociales se han convertido en una plataforma clave para coordinar ayuda. Cubanos dentro y fuera de la isla han compartido videos, fotografías y mensajes de apoyo, además de organizar colectas de alimentos, medicinas y ropa para los damnificados.
En Miami y otras ciudades de Florida, organizaciones del exilio y artistas cubanos han lanzado campañas para enviar asistencia humanitaria a través de iglesias o agencias serias, mientras que grupos comunitarios han abierto puntos de acopio para canalizar la ayuda, aunque persiste la incertidumbre sobre si el gobierno cubano permitirá la entrega directa a los afectados.
“Queremos ayudar, pero tememos que la ayuda se pierda en el camino”, expresó una cubana residente en Hialeah, aludiendo a la desconfianza generalizada hacia la gestión estatal.
Denuncias y críticas a la respuesta oficial
Diversos usuarios y activistas han denunciado la falta de transparencia en la distribución de recursos y la demora en la llegada de ayuda estatal a las zonas más afectadas. Algunos vídeos compartidos en redes muestran a vecinos protestando por la falta de atención y reclamando alimentos o materiales básicos.
“Nos prometieron víveres y techos, pero no ha llegado nada. Solo vienen a tomar fotos”, denunció una residente de Antillas. Estas críticas se suman a reclamos de organizaciones independientes que exigen auditorías y monitoreo internacional de la asistencia humanitaria para evitar su uso político.
Riesgo sanitario y nuevos desafíos
A las pérdidas materiales se suman los riesgos sanitarios: el estancamiento del agua y la acumulación de basura aumentan el peligro de brotes de dengue, leptospirosis y otras enfermedades. Las autoridades sanitarias han pedido extremar la higiene y alertaron sobre el posible colapso del sistema de salud local, ya afectado por la falta de recursos.
Mientras tanto, meteorólogos del Instituto de Meteorología de Cuba advirtieron que persisten las lluvias intensas en el oriente, lo que podría agravar las inundaciones y retrasar la reconstrucción.
Una reconstrucción que tomará tiempo
Holguín enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia reciente. Con miles de viviendas dañadas, infraestructura colapsada y cosechas perdidas, la recuperación demandará meses, quizás años. La tragedia, sin embargo, ha despertado una ola de solidaridad sin precedentes dentro y fuera de Cuba. Las imágenes aéreas, que recorren el mundo, se han convertido en símbolo de resistencia y de la urgente necesidad de repensar la preparación del país ante desastres naturales.





