Ejército de EE.UU. ejecutó tres ataques letales en el Pacífico: 14 muertos y un sobreviviente en ofensiva antidroga sin precedentes

Foto: Video de YouTube de El Heraldo

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth reveló que el ejército llevó a cabo tres ataques aéreos en el Pacífico oriental contra embarcaciones presuntamente vinculadas al tráfico internacional de drogas. Las operaciones, realizadas bajo la autoridad del gobierno federal y amparadas —según sus declaraciones— en la “defensa nacional”, dejaron 14 muertos y un sobreviviente, en lo que representa uno de los episodios más inusuales de acción directa estadounidense en aguas internacionales en los últimos años.

Operaciones secretas en aguas internacionales

Los ataques se perpetraron en aguas del Pacífico oriental, una zona clave en las rutas del narcotráfico marítimo que conecta a Colombia, Ecuador, Panamá y México con las costas de Norteamérica. Hegseth aseguró que las embarcaciones atacadas se conocían por el aparato de inteligencia norteamericano y transitaban por rutas identificadas desde hace tiempo como corredores de droga.


De acuerdo con el alto funcionario, los “strikes” formaron parte de una serie de acciones coordinadas por fuerzas estadounidenses que buscaban desmantelar redes de contrabando vinculadas a carteles latinoamericanos. Aunque no especificó qué rama militar participó en la operación, analistas creen que podría haberse tratado de unidades de la Marina (US Navy) o del Comando Sur (SOUTHCOM), cuya sede está precisamente en Doral, Florida.

Las Fuerzas Armadas compartieron la ubicación exacta del sobreviviente con la Guardia Costera de Estados Unidos y con una aeronave militar mexicana que realizaba operaciones en la zona. Hegseth señaló que las autoridades mexicanas de búsqueda y rescate “asumieron la responsabilidad de coordinar la operación” para salvar al único sobreviviente, aunque no precisó si el rescate se concretó ni si la persona permanecería bajo custodia de México o sería transferida a Estados Unidos.

Un saldo de 14 muertos y una sola vida salvada

Las tres operaciones dejaron 14 personas muertas, presuntamente tripulantes de las embarcaciones, y un único sobreviviente cuya identidad no ha sido revelada. Hasta ahora, el Pentágono y la Guardia Costera no han emitido declaraciones oficiales confirmando o desmintiendo la información, lo que ha generado interrogantes sobre el alcance y la transparencia de la acción.

El sobreviviente habría sido rescatado tras uno de los ataques, pero no está claro si fue detenido por autoridades estadounidenses o entregado a un tercer país.

En un ataque ocurrido a comienzos de este mes, en el que hubo dos sobrevivientes, el ejército estadounidense rescató a la pareja y los repatrió a Colombia y Ecuador. Posteriormente, las autoridades liberaron al ciudadano ecuatoriano luego de que la fiscalía determinara que no existían pruebas que lo vincularan con algún delito en su país.


Otro ataque aparentemente ocurrió contra un par de embarcaciones que se encontraban una junto a la otra en el agua. Ambas parecían estar casi vacías, y se observó al menos a dos personas desplazándose antes de que una explosión envolviera los dos botes.

“Defensa del pueblo americano”, según Hegseth

Durante su intervención, Hegseth justificó las operaciones afirmando que “Estados Unidos tiene el derecho y la obligación de proteger a su gente de los narcotraficantes que envenenan nuestras comunidades”. Añadió que las acciones fueron ejecutadas bajo “autoridad legítima” del gobierno federal, sin precisar si contaron con la aprobación del Congreso o se realizaron bajo órdenes ejecutivas específicas.

Este tipo de lenguaje sugiere una ampliación de la doctrina de defensa estadounidense, aplicando el concepto de autodefensa no solo frente a amenazas militares, sino también frente a actividades criminales transnacionales, una interpretación que no todos los expertos comparten.

Cuestionamientos sobre la legalidad internacional

Especialistas en derecho internacional y relaciones exteriores han advertido que atacar embarcaciones civiles en aguas internacionales plantea dudas sobre la jurisdicción y la proporcionalidad del uso de la fuerza. Si las operaciones no contaron con cooperación regional o autorización multilateral, podrían considerarse violaciones al derecho marítimo internacional.

El analista de seguridad marítima Joseph F. Callahan señaló que “Estados Unidos ha incrementado su presencia naval en el Pacífico en nombre de la seguridad hemisférica, pero cualquier acción letal fuera de un marco jurídico claro puede generar consecuencias diplomáticas graves”.

Hasta la fecha, ningún gobierno latinoamericano ha confirmado haber sido notificado o consultado sobre las operaciones, aunque varias fuentes en la región han reportado movimientos inusuales de aeronaves y buques militares en los últimos días.

Contexto: una guerra marítima silenciosa

El Pacífico oriental se ha convertido en el nuevo frente de la guerra antidroga estadounidense, tras décadas de operaciones terrestres fallidas en el Caribe y Centroamérica. Cada año, más de 400 toneladas de cocaína cruzan por esa región, según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). En los últimos años, la Guardia Costera ha realizado múltiples interdicciones, pero las acciones de carácter ofensivo, como los ataques aéreos reportados, son extremadamente inusuales.

Fuentes del Departamento de Defensa han reconocido que Washington evalúa operaciones “preventivas” contra redes marítimas, incluso en aguas internacionales, como parte de una estrategia para interrumpir el flujo de drogas antes de que lleguen al hemisferio norte.

Implicaciones políticas y diplomáticas

El caso reabre el debate sobre los límites del uso de la fuerza en la lucha antidroga y el papel de Estados Unidos como actor militar fuera de su territorio. Mientras algunos sectores en Washington defienden una postura más agresiva frente al tráfico de fentanilo y cocaína, otros advierten que acciones unilaterales podrían erosionar las alianzas regionales y tensar la cooperación con gobiernos latinoamericanos.

De confirmarse oficialmente, estos ataques marcarían un precedente peligroso, donde la guerra contra el narcotráfico se desarrolla no solo con operaciones de interdicción o apoyo, sino con ataques letales preemptivos, una táctica que acerca más esta lucha al terreno de las operaciones militares internacionales.


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