El líder opositor cubano José Daniel Ferrer, fundador de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), rompió el silencio tras su llegada a Miami, en lo que calificó como un “exilio forzado” luego de años de prisión, torturas y represión por parte del régimen de La Habana.
En una entrevista exclusiva con Telemundo 51, Ferrer ofreció su primera valoración sobre su salida de Cuba, su estado físico y mental tras años de encierro, y su visión crítica del presente y el futuro de la oposición cubana.
“La oposición cubana carece de cohesión, coordinación y disciplina”
Uno de los mensajes más contundentes del líder opositor fue su crítica al estado actual de la disidencia cubana, tanto dentro de la isla como en el exilio. Ferrer considera que el principal obstáculo para el cambio democrático no es la falta de valentía, sino la falta de organización.
«Tenemos mucho cuarto bate, pero no tenemos equipo. No podemos ganar la Serie Mundial porque no existe la cohesión, la coordinación, la disciplina. No nos entendemos, no nos conocemos lo suficiente», dijo en referencia a la disidencia en Cuba.
El opositor sostuvo que, si la disidencia cubana lograra organizarse con la cohesión necesaria y contara con un respaldo real de las potencias occidentales —aunque solo fuera la mitad del apoyo económico y político que recibe La Habana de sus aliados en Rusia, China, Venezuela, Irán y Corea del Norte—, el régimen ya habría sido derrocado.
“No existe cohesión, coordinación ni disciplina. Muchos grupos no se conocen entre sí, ni comparten estrategias. Si hubiera más unidad, y si las democracias occidentales ofrecieran un apoyo firme, el régimen cubano ya habría colapsado”, aseguró.
En su análisis, Ferrer apuntó que el gobierno cubano se ha beneficiado durante décadas de las divisiones internas entre los opositores, y de la falta de liderazgo colectivo capaz de articular un proyecto común de transición. “El pueblo cubano está cansado, frustrado y desesperado, pero sin una oposición sólida y unificada, no hay posibilidad real de cambio”, advirtió.
“Seré soldado de todo grupo que luche por la libertad”
Desde Miami, Ferrer reafirmó su compromiso con la causa democrática y anunció su disposición a colaborar con diversas organizaciones del exilio y de la isla. Entre ellas mencionó al Consejo para la Transición Democrática en Cuba y a otros movimientos que —según dijo— mantienen viva la resistencia dentro del país.
«Yo soy de todos y soy un soldado de todo grupo que esté trabajando de manera seria, honesta inteligente y desinteresadamente por la libertad de Cuba y el fin de la tiranía», declaró.
Ferrer dijo que su prioridad inmediata será reorganizar el trabajo de UNPACU desde el exterior, impulsar la denuncia internacional de los abusos en la isla y tender puentes entre las distintas organizaciones opositoras. “El régimen quiere que estemos divididos; mi misión ahora es que volvamos a hablar el mismo idioma: libertad”, subrayó.
Un exilio impuesto y vigilado
Ferrer relató que su partida de la isla no fue voluntaria, sino el resultado de un proceso controlado por las autoridades cubanas y mediado por diplomáticos estadounidenses. «Comprendí que había expuesto a mi familia a un sacrificio al que nunca le consulté si ellos estaban dispuestos a llevar», afirmó, asegurando que su familia estuvo sometida a un constante acoso y hostigamiento por parte de la Seguridad del Estado.
El opositor, de 54 años, describió que durante los momentos previos a su salida, su vivienda en Santiago de Cuba fue rodeada por decenas de agentes del régimen, mientras funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en La Habana lo acompañaban en el traslado. “Fue una operación controlada, con un enorme despliegue policial”, recordó.
Aun así, Ferrer subrayó que su exilio no representa un final, sino una pausa estratégica. “Mi intención no es quedarme lejos. Cuando sea el momento adecuado, regresaré, aunque tenga que hacerlo por mar”, afirmó con determinación.
Torturas, difamación y resistencia
Durante la entrevista, Ferrer hizo un recuento estremecedor de las torturas físicas y psicológicas sufridas durante su encarcelamiento. Contó que fue golpeado, obligado a permanecer bajo el sol sobre montículos de hormigas, arrastrado por el suelo y alimentado con comida podrida. «Allá me tenían totalmente neutralizado… los golpes, el amarrarme y dejarme al sol durante 4 o 5 horas sobre hormigas, arrástrame por un piso irregular con grava me lo hacían los militares», relató.
Además, denunció campañas de difamación orquestadas por la Seguridad del Estado, que —según dijo— fabricó acusaciones falsas para desacreditar su liderazgo. “Han utilizado testimonios manipulados, incluso de personas infiltradas, para manchar mi imagen. Pero la verdad siempre se impone”, insistió.
El opositor también describió las cárceles cubanas como centros de corrupción y degradación, donde, según él, “existe tráfico de drogas, venta de privilegios y abuso sistemático contra los presos políticos y comunes”.
Un mensaje de esperanza y advertencia
A pesar del sufrimiento vivido, Ferrer aseguró que no guarda odio, sino determinación. “He visto morir a compañeros en prisión, he sentido el dolor en carne propia, pero sigo convencido de que la libertad de Cuba es posible”, afirmó.
También envió un mensaje a los cubanos dentro de la isla, a quienes pidió no rendirse ante la represión: “No dejen que el miedo los paralice. El cambio llegará cuando entendamos que somos más los que queremos vivir libres que los que viven de oprimirnos”.
Finalmente, advirtió que el régimen cubano “está más débil que nunca”, enfrentando una crisis económica, política y moral sin precedentes. “Pero caerá solo si los cubanos deciden empujarlo juntos. Esa es la gran tarea de este tiempo histórico”, concluyó.