Una cubana residente en Estados Unidos denunció públicamente que las autoridades migratorias de Cuba le impidieron ingresar al país, pese a haber nacido allí, porque no portaba su pasaporte cubano vigente. Su historia, contada en un video que se volvió viral en su cuenta de TikTok @daylunaphotography, ha reavivado el debate sobre las políticas migratorias del régimen y las dificultades que enfrentan los cubanos de la diáspora para reencontrarse con sus familias.
Un viaje lleno de ilusión que terminó en frustración
La mujer, que vive en el estado de Kentucky y cuenta con ciudadanía estadounidense, explicó que decidió viajar a Cuba para visitar a sus familiares después de varios años fuera del país. “Fue duro estar ahí y no poder ver a mi familia. Esto lo publico para que nadie más pase por esta experiencia”. Según relató, al abordar su vuelo en el aeropuerto estadounidense no le exigieron el pasaporte cubano, y por tanto viajó únicamente con el de Estados Unidos.
Según explicó, la decisión de viajar se tomó de forma imprevista debido a un asunto familiar urgente, por lo que no llegó a revisar con detenimiento las condiciones de entrada al país antes de abordar el vuelo. “Pensé que no habría problema, porque ya soy ciudadana americana y había comprado mi boleto sin que nadie me advirtiera sobre ningún requisito adicional”, señaló en su testimonio. Pero al aterrizar en La Habana, su ilusión se transformó en sorpresa y angustia.
En el área de inmigración, los oficiales le informaron que no podía ingresar al territorio cubano porque, de acuerdo con las leyes del país, todos los nacidos en Cuba deben entrar y salir usando exclusivamente un pasaporte cubano, sin importar que posean otra nacionalidad.
“No entiendo por qué, siendo cubana, no puedo entrar a mi país si ya tengo la ciudadanía estadounidense. Es demasiado absurdo. No fui por vacaciones, sino por una situación familiar”, denunció la muchacha.
“No me dejaron entrar, me devolvieron en el mismo vuelo”
La cubana afirmó que los agentes no le dieron otra opción: fue retenida durante varias horas y luego devuelta a Estados Unidos en el mismo avión en que había llegado. La mujer compartió su caso en redes sociales para advertir a otros cubanos que puedan encontrarse en la misma situación.
Su mensaje generó miles de reacciones y comentarios, muchos de ellos de otros emigrados que afirmaron haber vivido experiencias similares o conocer a personas afectadas por la misma regla.
@daylunaphotography Disclaimer: En el video asumo la responsabilidad de lo que pasó. Este video es para si hay alguien desinformado como yo, aprenda y no pase por lo mismo. Bendiciones a todos. #cubana ♬ sonido original – daylunaphography
Las normas migratorias cubanas: una traba para los emigrados
El Ministerio del Interior de Cuba mantiene desde hace décadas la exigencia de que toda persona nacida en la isla utilice el pasaporte cubano para ingresar o salir del país, incluso si tiene otra ciudadanía. Esa política, establecida en la Ley de Migración, no reconoce la renuncia automática a la nacionalidad cubana al adquirir otra, y considera a todos los nacidos en el territorio como ciudadanos cubanos “a todos los efectos legales”.
Esto implica que los emigrados deben renovar periódicamente ese documento —que tiene una vigencia de seis años, pero requiere prórroga cada dos— y pagar altas tarifas consulares que pueden superar los 500 dólares entre emisión y actualizaciones. Además, el trámite debe realizarse en los consulados de Cuba en el exterior, lo que representa un proceso largo y costoso.
Una política con profundas implicaciones familiares y emocionales
Más allá del aspecto legal, la medida tiene un impacto humano considerable. Muchos cubanos que viven en el extranjero denuncian que el pasaporte cubano se ha convertido en una herramienta de control político y económico, pues sin él no pueden visitar a sus seres queridos en la isla, asistir a funerales o participar en reuniones familiares.
“Es triste que te cierren las puertas del país donde naciste solo porque no pagaste un pasaporte que deberías poder usar libremente”, comentó un usuario en redes sociales al conocer el caso. Otros añadieron que el Estado “se aprovecha del sentimiento familiar para recaudar dinero”, ya que cada renovación implica un gasto significativo.
Reacciones en la diáspora y críticas al sistema
La historia provocó una ola de indignación entre cubanos dentro y fuera del país. Algunos recordaron que esta política ha sido denunciada repetidamente por organizaciones de derechos humanos, que la consideran discriminatoria y contraria a los principios de libre tránsito.
Otros usuarios destacaron que en la mayoría de los países los ciudadanos que adquieren una nueva nacionalidad pueden ingresar con su pasaporte extranjero, sin necesidad de mantener el documento de su país de origen. “Solo en Cuba pasa esto: naciste allí, pero no puedes entrar sin pagarle al gobierno por un pasaporte que te obliga a tener”, escribió un emigrado radicado en España.
Entre la legalidad y la pertenencia: un dilema que persiste
El caso de esta cubana vuelve a poner sobre la mesa la contradicción entre el vínculo emocional con la tierra natal y las trabas burocráticas impuestas por el sistema. Aunque el gobierno cubano ha flexibilizado algunos aspectos migratorios en los últimos años, como la extensión del tiempo de estancia en el exterior antes de perder derechos de residencia, el requisito del pasaporte sigue siendo una barrera inamovible.
Para muchos, la situación refleja una realidad dolorosa: el derecho a regresar al país donde uno nació depende de la voluntad del Estado. “Te das cuenta de que no basta con haber nacido allí; si no cumples las reglas del régimen, no te dejan ni pisar tu tierra”, lamentó la afectada.
La experiencia de esta mujer no es un caso aislado, sino el reflejo de una problemática que afecta a miles de cubanos en la diáspora. Su denuncia reabre el debate sobre el derecho a la libre entrada al país de origen y el costo emocional que implica estar físicamente y legalmente separado de la familia.
Mientras tanto, sigue creciendo el clamor entre los emigrados para que el gobierno de La Habana elimine o reforme una norma que muchos consideran obsoleta, injusta y contraria a los principios básicos de ciudadanía.