Océano Atlántico se reactiva: sistema con 80 % de probabilidad podría convertirse en el próximo ciclón tropical

Pronóstico del tiempo. Foto: Cuenta de X de Centro Nacional de Huracanes

Una nueva área de baja presión en el Atlántico central mantiene en alerta a los meteorólogos y al Centro Nacional de Huracanes (NHC), que este lunes informó que el sistema presenta un 80 % de probabilidad de desarrollo ciclónico en los próximos días. De consolidarse, podría convertirse en la próxima tormenta nombrada de una temporada que se ha mantenido muy activa y por encima de los promedios históricos.

Un sistema bajo condiciones favorables de desarrollo

Según el NHC, la perturbación se encuentra sobre aguas con temperaturas superiores a los 28 °C, un factor clave para la formación de ciclones tropicales. Además, la atmósfera circundante muestra bajos niveles de cizalladura del viento —es decir, menos interferencia en los flujos verticales de aire—, lo que favorece la organización del sistema.


Las imágenes satelitales muestran que la baja presión está produciendo lluvias intensas y tormentas eléctricas en un área amplia del Atlántico tropical, moviéndose lentamente hacia el noroeste, en dirección al norte de las Islas de Sotavento, donde podrían sentirse sus primeros efectos indirectos.

Posible evolución en las próximas 48 a 72 horas

El Centro Nacional de Huracanes estima que en el transcurso de las próximas 48 a 72 horas, el sistema podría adquirir una circulación cerrada y vientos sostenidos, condiciones necesarias para ser clasificado como depresión tropical. Si su evolución continúa, recibiría nombre oficial conforme a la lista de ciclones tropicales de 2025.

Los meteorólogos advierten que, aunque el fenómeno no representa una amenaza inmediata para tierra firme, su desplazamiento debe vigilarse cuidadosamente, ya que los patrones atmosféricos podrían cambiar y modificar su trayectoria hacia zonas habitadas del Caribe o el Atlántico occidental.

Temporada de huracanes 2025: una de las más activas en años recientes

La actual temporada atlántica, que se extiende hasta el 30 de noviembre, ha registrado una actividad significativamente superior al promedio. Según los datos del NHC, varios sistemas han alcanzado la categoría de huracán mayor (categoría 3 o superior), impulsados por el calentamiento anómalo del océano Atlántico y por condiciones globales asociadas a La Niña, que debilita los vientos cortantes y permite un desarrollo más sostenido de las tormentas.


Los expertos advierten que octubre suele ser un mes históricamente activo para la formación de ciclones en el Atlántico central y el Caribe occidental. Ejemplos recientes como los huracanes Ian (2022) y Michael (2018) demuestran que los sistemas formados en esta época pueden intensificarse rápidamente y cambiar de rumbo con poca anticipación.

Vigilancia en el Caribe y el sureste de Estados Unidos

Aunque el NHC subraya que este sistema todavía se encuentra lejos de afectar zonas pobladas, los servicios meteorológicos de Puerto Rico, las Islas Vírgenes y las Antillas Menores mantienen una vigilancia constante por posibles lluvias, ráfagas y aumento del oleaje.

En la Florida, los pronósticos locales no prevén impactos directos, pero las autoridades recomiendan seguir los reportes oficiales y estar atentos ante cualquier cambio en la trayectoria, especialmente para actividades marítimas y rutas aéreas entre Miami, San Juan y las islas caribeñas.

El NHC mantuvo bajo observación dos ondas tropicales en el Atlántico durante la semana pasada, en medio de una activa temporada ciclónica que se acerca a su punto más alto en octubre.

Según el informe del organismo, la primera onda se desplazó por el Atlántico central, acompañada de áreas de lluvias y tormentas eléctricas. Sin embargo, el NHC advirtió que su desarrollo podría verse limitado por la presencia de aire seco y vientos desfavorables, reduciendo las posibilidades de que se organizara en un sistema tropical de importancia.

La segunda onda tropical se movía hacia el suroeste del Atlántico, en dirección a las Bahamas y la costa de Florida, generando un aumento en la nubosidad y en las lluvias dispersas. Aunque el sistema mostraba una ligera tendencia a la organización, los expertos indicaron que el entorno atmosférico solo permitía un desarrollo lento y gradual.

Un océano más cálido y un futuro incierto

Los científicos han reiterado que el calentamiento de las aguas del Atlántico tropical, en parte consecuencia del cambio climático, está extendiendo el período de formación de ciclones y aumentando la intensidad promedio de las tormentas.

Esto significa que incluso sistemas que antes habrían sido perturbaciones débiles, como esta baja presión actual, tienen ahora mayores posibilidades de evolucionar rápidamente.

“El Atlántico sigue mostrando condiciones sumamente propicias para el desarrollo ciclónico. No podemos bajar la guardia, incluso a medida que se acerca el final de la temporada”, advirtió un meteorólogo del NHC citado por medios locales.

Aunque todavía no hay motivo de alarma, la situación meteorológica en el Atlántico central confirma que la temporada 2025 aún no ha terminado y que las condiciones siguen siendo muy favorables para nuevas formaciones. El sistema actual, con un 80 % de probabilidad de desarrollo, podría ser el próximo nombre en la lista, y su evolución será vigilada de cerca durante la semana.


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