
Un tribunal federal en California condenó a American Airlines a pagar más de 11 millones de dólares a un pasajero que sufrió un derrame cerebral durante un vuelo entre Miami y Madrid. El fallo, que se apoya en el Convenio de Montreal, ha generado debate en torno a la responsabilidad de las aerolíneas en situaciones de emergencia y podría marcar un precedente para futuros litigios de pasajeros afectados por fallas en protocolos médicos a bordo.
Los síntomas que fueron ignorados
La víctima, Jesús Plasencia, de 67 años, presentó señales claras de alarma antes del despegue: dificultades para hablar y problemas de coordinación motora. Su esposa notificó a la tripulación, pero de acuerdo con la demanda, el piloto desestimó la situación e incluso hizo un comentario en tono de broma al pasajero. Pese a las advertencias, la aeronave despegó sin activar protocolos médicos ni retrasar el vuelo.
De acuerdo con las normas de seguridad aérea, ante una emergencia de salud se debe consultar con especialistas en tierra y decidir si corresponde desembarcar al pasajero para garantizar una atención rápida. Sin embargo, en este caso la tripulación optó por no pedir ayuda al personal médico que se encontraba en la terminal y permitió que el abordaje continuara con normalidad.
El derrame en pleno vuelo y la reacción de la tripulación
Horas después, Plasencia sufrió un derrame cerebral a bordo. Según documentos judiciales, el personal de cabina no informó inmediatamente al piloto ni evaluó desviar el avión a un aeropuerto cercano para atención médica. En lugar de eso, solicitaron a algunos pasajeros que “vigilaran” al enfermo hasta el aterrizaje. Para los abogados de la víctima, esta decisión resultó determinante en el agravamiento de las secuelas neurológicas.
Consecuencias para la salud del pasajero
Una vez en Madrid, el pasajero fue trasladado de urgencia a un hospital. Allí se confirmó el derrame cerebral con consecuencias graves: parálisis parcial, problemas de lenguaje y escritura, y dependencia de asistencia permanente. La familia explicó que el impacto económico de los cuidados a largo plazo es altísimo y que la compensación se destinará a la adaptación de la vivienda y al pago de terapias y equipos médicos.
El fallo judicial y la cifra de la indemnización
El jurado inicialmente calculó los daños en 13.28 millones de dólares, pero determinó que el pasajero tenía un 27.5 % de responsabilidad, lo que redujo el monto a 9.6 millones. Con intereses y ajustes, la suma final ordenada fue de 11.06 millones de dólares. La decisión se sustentó en el Convenio de Montreal, tratado internacional firmado por más de 130 países que establece la responsabilidad de las aerolíneas en vuelos internacionales frente a lesiones, daños o retrasos.
American Airlines responde
La aerolínea manifestó públicamente que no está de acuerdo con el veredicto y que evalúa presentar una apelación. En su defensa, American Airlines argumentó que la tripulación actuó según los procedimientos establecidos y que el estado de salud del pasajero no podía haberse previsto completamente. Sin embargo, el jurado consideró que la empresa incurrió en negligencia al no activar protocolos de seguridad médica.
Implicaciones más allá del caso
Expertos en derecho aeronáutico coinciden en que el caso podría tener un impacto más amplio en la industria aérea. “Este veredicto envía un mensaje a las aerolíneas sobre la necesidad de reforzar los entrenamientos en emergencias médicas y de garantizar decisiones rápidas y documentadas para proteger a los pasajeros”, señaló un abogado consultado por medios especializados.
En los últimos años, varios casos han puesto en tela de juicio la preparación de las aerolíneas ante emergencias médicas en pleno vuelo. Según datos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), cada año se producen miles de incidentes médicos en aviones comerciales, y aunque la mayoría son leves, los retrasos en la atención o la falta de protocolos claros pueden ser decisivos en casos graves.
Un precedente con impacto humano
Para la familia de Plasencia, el fallo es un alivio, aunque insuficiente frente a la pérdida de calidad de vida. “El dinero no devuelve lo que se perdió, pero nos permitirá brindarle el cuidado que necesita”, expresaron tras conocerse la decisión.
Este caso abre una discusión mayor: ¿hasta dónde llega la responsabilidad de una aerolínea en emergencias médicas? El fallo de California marca un precedente que podría obligar a compañías de todo el mundo a revisar y reforzar sus protocolos de atención a bordo, priorizando la salud y seguridad de los pasajeros por encima de las consideraciones operativas.