El caso de Ariely Álvarez Cabrera, una joven cubana radicada en Miami, ha generado gran repercusión en la comunidad del sur de la Florida. Acusada de colaborar en el encubrimiento del homicidio de Daylon Fleitas-González, de 37 años, enfrenta cargos graves que la colocan en el centro de uno de los procesos judiciales más comentados del momento. La polémica aumenta por la presunta participación de su pareja, Alfredo Carballo González, señalado como autor material del crimen y actualmente prófugo.
Primera audiencia: fianza millonaria y condiciones estrictas
La comparecencia de Ariely en una corte de fianzas de Miami-Dade estuvo marcada por la tensión. Su defensa solicitó una fianza de $40,000 alegando que la acusada se entregó voluntariamente tras conocer de la orden de arresto. Sin embargo, la jueza Mindy Glazer rechazó la petición y estableció la cifra en $200,000, acompañada de estrictas medidas: arresto domiciliario y monitoreo con dispositivo GPS. “Ella condujo al coacusado después de que el coacusado se deshizo del cuerpo”, dijo la magistrada.
El caso quedó bajo la responsabilidad de la jueza Laura María González-Marques, quien deberá definir el rumbo del proceso en las próximas semanas, evaluando las pruebas y la responsabilidad de la acusada en los hechos.
Deuda de dinero, disputa y homicidio
Las investigaciones de la fiscalía señalan que Fleitas-González desapareció a principios de agosto tras una disputa económica con Carballo. Testimonios y pruebas sugieren que la deuda habría desencadenado una confrontación que terminó en homicidio.
Aunque Álvarez Cabrera no figura como ejecutora del crimen, la fiscalía sostiene que desempeñó un papel clave después del hecho, ayudando a su pareja a trasladarse y a ocultar evidencias. Este detalle ha sido central para que se le imputen cargos de complicidad.
La fuga internacional frustrada
Lejos de permanecer en Miami, la pareja emprendió un recorrido de huida que incluyó viajes por Texas y un cruce hacia México, con destino a Cancún. Según los documentos judiciales, la intención era abordar un vuelo rumbo a Cuba y escapar de la justicia estadounidense.
Sin embargo, la estrategia se derrumbó el 8 de septiembre, cuando Ariely fue detenida en Cancún gracias a la cooperación entre autoridades mexicanas y estadounidenses. Su captura evidenció la magnitud de la operación de búsqueda, que incluyó alertas internacionales para impedir la salida definitiva de la pareja del continente.
Extradición y traslado a Miami
Tras su arresto, Álvarez Cabrera fue deportada desde México y recluida inicialmente en una cárcel del condado de Broward. Posteriormente, fue trasladada al Centro Correccional Turner Guilford Knight en Miami-Dade, donde permanece bajo custodia mientras avanza el proceso judicial.
Este tipo de traslados entre jurisdicciones es común en delitos graves que involucran cooperación internacional, pero en este caso el operativo llamó la atención por la rapidez con la que se ejecutó, apenas semanas después de la desaparición de la víctima.
El gran ausente: un prófugo buscado
Mientras Álvarez Cabrera inicia su defensa, la búsqueda de Alfredo Carballo González se mantiene como prioridad para las autoridades. Su paradero es desconocido, lo que añade un elemento de incertidumbre al caso. La fiscalía sostiene que fue él quien ejecutó el homicidio y que cuenta con contactos en el extranjero, lo que dificulta su localización.
Casos similares en Miami han demostrado que, cuando un presunto asesino logra salir del país, la extradición puede convertirse en un proceso largo y diplomáticamente complejo, sobre todo si los implicados logran llegar a países con los que Estados Unidos no tiene acuerdos sólidos en materia de cooperación judicial.
Contexto: violencia y migración en el sur de Florida
Este proceso no solo expone un hecho de violencia, sino también la vulnerabilidad de comunidades migrantes en Miami. La combinación de disputas económicas, intentos de fuga y redes familiares entre Estados Unidos, México y Cuba evidencian los retos que enfrentan las autoridades para contener delitos trasnacionales.
De acuerdo con estadísticas locales, en 2024 se registraron más de 250 casos de homicidio en el condado de Miami-Dade, muchos de ellos vinculados a disputas personales o deudas. La comunidad cubana, una de las más numerosas en el sur de la Florida, no está exenta de verse impactada por estos crímenes, que suelen convertirse en titulares nacionales.
Lo que sigue
Ariely Álvarez Cabrera enfrentará audiencias en las próximas semanas, mientras su defensa intenta rebajar los cargos y presentar pruebas de que su participación no fue directa. El resultado del proceso podría marcar un precedente para futuros casos de complicidad en homicidios en Florida.
La presión pública también se concentra en la captura de Alfredo Carballo, cuyo eventual arresto y comparecencia podrían aclarar las motivaciones, los detalles y las verdaderas responsabilidades detrás de un crimen que ha puesto bajo la lupa a la comunidad cubana de Miami.