El influencer cubano Eliecer Ávila cuestionó con dureza la reciente deportación del cubano Deivy Alemán Oropesa, quien recibió una orden del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de abandonar el país tras más de 7 años residiendo en el mismo.
Alemán es el padre de una menor que sufre una grave enfermedad cardíaca y que ha recibido varias cirugías a corazón abierto. La salida forzada del padre, quien está casado con una ciudadana norteamericana y sostenía económicamente a su familia, ha despertado críticas sobre la falta de sensibilidad humanitaria en la aplicación de las leyes migratorias estadounidenses.
“¿De verdad no hay nadie en Estados Unidos que pueda analizar un caso? ¿No hay un juez, un oficial de migración que pueda decir: ‘Vamos a resolver esto’? (…) ¿Qué daño ha hecho? Ninguno”, denunció Ávila en su cuenta de Instagram
La denuncia de Eliecer Ávila
Fiel a su línea republicana y al respaldo que ha mostrado a Donald Trump, Ávila rompió expectativas al pronunciarse con dureza contra el sistema migratorio estadounidense. “Con tanto delincuente, chivato y represor suelto en este país, ¿por qué Deivy es el blanco? ¿Por qué él tiene que ser el objetivo?”, expresó en un mensaje en redes sociales.
Según el activista, el sistema está expulsando precisamente a quienes “trabajan, mantienen a sus familias y no representan un peligro social”, mientras otros con antecedentes criminales permanecen en territorio estadounidense.
Un padre entre la ley y la necesidad
Alemán llegó a EE.UU. de forma irregular y, pese a que había solicitado la reunificación familiar (Formulario I-130) para regularizar su estatus, fue colocado bajo supervisión migratoria (I-220B). En septiembre recibió la notificación de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) que lo obligaba a abandonar el país antes del día 14 de septiembre o enfrentarse a una detención forzosa.
Optó por la autodeportación voluntaria para evitar ser arrestado, dejando a su esposa Yisel Miguel Sarduy y a su hija, quien depende de costosos tratamientos médicos y del acompañamiento familiar. La decisión implicó un quiebre económico y emocional para el hogar: la madre debió dejar su empleo para dedicarse al cuidado de la niña, mientras el sustento principal quedó truncado con la salida del padre.
Desde que comenzó el caso, el periodista Javier Díaz estuvo documentando cada detalle y señaló que las imágenes de la autodeportación de Alemán Oropesa eran “muy conmovedoras”. Recientemente el padre cubano expuso su frustración desde la isla y pidió el apoyo de los políticos de origen cubano.
“Ya son tres días sin ver a mi hija. Íbamos juntos a todo, a las tiendas, a las consultas médicas. No puedo ayudar desde aquí. No hay trabajo, no hay forma de enviar dinero”, lamentó desde su ciudad natal.
La situación provocó una oleada de críticas en plataformas digitales. Internautas y defensores de derechos humanos señalaron la “falta de humanidad” en el procedimiento. Según la abogada Rosaly Chaviano, Alemán estaba sujeto al formulario I-220B y la normativa actual no contempla de manera efectiva los factores humanitarios.
El dilema humanitario frente a la aplicación de la ley
Expertos en inmigración recuerdan que ICE tiene facultades discrecionales para suspender o posponer deportaciones en casos de emergencia médica, violencia doméstica o necesidades familiares extremas. Sin embargo, la implementación depende de evaluaciones internas y no existe una regla uniforme que garantice resultados.
En 2024, por ejemplo, se reportaron más de 40.000 deportaciones de cubanos, según datos del Department of Homeland Security (DHS), muchas de ellas bajo el mismo esquema de autodeportación voluntaria. Aunque no todas estaban vinculadas a situaciones humanitarias, varias organizaciones han advertido que las familias se están viendo separadas incluso en contextos de enfermedad grave o cuidado de menores.
La American Immigration Lawyers Association (AILA) sostiene que el caso de Alemán refleja “una falla en la aplicación de la discrecionalidad”, pues existían elementos suficientes para al menos suspender temporalmente la medida.
Comparaciones y repercusiones en la comunidad
El caso evoca episodios anteriores donde deportaciones de padres de familia generaron protestas comunitarias, especialmente en estados como Florida y Texas, donde residen grandes poblaciones de migrantes cubanos.
En 2018, por ejemplo, la detención de un cubano en Homestead que cuidaba de un hijo con discapacidad motivó manifestaciones frente a las oficinas de ICE en Miami. En aquel momento, autoridades locales intercedieron para lograr una extensión temporal de su estancia.
Hoy, en contraste, el caso de Alemán se resolvió sin intervención oficial, lo que deja a la familia en Estados Unidos en un escenario de incertidumbre financiera y emocional.
Una comunidad dividida
Las reacciones en redes sociales muestran una comunidad dividida. Mientras algunos critican a ICE por actuar con “frialdad burocrática”, otros señalan que la entrada irregular de Alemán no le garantizaba derechos plenos en EE.UU. y que la ley debe cumplirse sin excepciones.
No obstante, el consenso general es que la niña, en estado crítico de salud, no debería ser la principal afectada por una medida que la deja sin la presencia de su padre en un momento decisivo.
Un debate que sigue abierto
La deportación de Deivy Alemán Oropesa se suma a una larga lista de casos que reavivan la discusión sobre la humanidad en la política migratoria estadounidense. Para activistas como Ávila, se trata de un recordatorio de que la justicia no solo debe ser legal, sino también moral.
Mientras tanto, en Cuba, Alemán enfrenta el reto de sostener a distancia a su familia. Y en EE.UU., su esposa e hija viven el día a día con la incertidumbre de los gastos médicos, la ausencia de ingresos y la sensación de haber quedado desprotegidas por un sistema que, según denuncian, no supo priorizar lo humano sobre lo legal.