Una joven cubana de Matanzas compartió en redes sociales la experiencia de viajar a Punta Cana, en República Dominicana, para reencontrarse con su esposo residente en Estados Unidos. Su relato se volvió viral no solo por la emotividad del encuentro, sino por el detalle minucioso de los costos que enfrentó, cifras que desataron un fuerte debate entre usuarios cubanos dentro y fuera de la isla.
El caso ilustra cómo miles de familias separadas por la migración recurren a terceros países del Caribe como punto de encuentro, evitando así trámites complejos, altos precios o restricciones para viajar directamente desde Cuba a los destinos finales.
El video que dura casi minuto y medio y que se puede encontrar en su cuenta de TikTok @sheyreyes032 muchos usuarios reaccionaron al alto costo de ese viaje mientras otros vieron la parte positiva de poder reencontrase con su pareja fuera de la isla.
El desglose de los gastos
¿Cuánto me costó viajar de Cuba a República Dominicana, específicamente a Punta Cana? Mi esposo desde Estados Unidos fue que hizo todo el proceso con una agencia, yo tuve que solicitar una visa en la embajada de Dominicana aquí en Cuba, visa que tuvo un costo de $140, tuve que ir a La Habana dos veces así que también fueron $200 en carro”, comienza explicando la joven.
En su testimonio, relató que la travesía partió desde La Habana con destino directo a Punta Cana, donde eligió como alojamiento el Barceló Bávaro Palace. Allí, aseguró, encontró una habitación confortable y bien equipada, destacando la experiencia de disfrutar de un jacuzzi y de un paisaje privilegiado desde la ventana.
Respecto a los costos, la viajera puntualizó que el precio depende tanto de la cantidad de acompañantes como del hotel seleccionado. Precisó que su experiencia tuvo un valor total de 4,000 dólares, que cubría los pasajes de ida y vuelta, una semana completa en el Barceló Bávaro Palace y el transporte entre el aeropuerto y el hotel.
@sheyreyes032 @Shey_Reyes03 Que te pareció el precio ?🇨🇺🇩🇴#parati#cuba#latino#usa#tiktoker ♬ sonido original – sheyla🇨🇺
En su testimonio también mencionó algunos gastos extra durante la estancia. Entre ellos, 10 dólares por persona para disfrutar del parque acuático del hotel y unos 200 dólares destinados a una excursión en buggies. Aunque tenían previsto visitar la isla Saona, finalmente desistieron al comprobar que la playa presentaba gran acumulación de sargazo.
Aunque habían planificado un tour a la isla Saona, decidieron cancelarlo debido al mal estado de las playas por el sargazo, fenómeno que afecta cada año a gran parte del Caribe.
“Nos encantó este hotel y el trato de los dominicanos fue un 1000 de 10. La verdad es que la pasamos increíble. Déjame decir en los comentarios qué te pareció el precio”, concluye la muchacha para dar paso a diversos criterios de sus seguidores.
Debate en redes sociales
La publicación provocó reacciones encontradas, muchos cubanos criticaron el gasto de más de 4.500 dólares en un solo viaje, cifra inalcanzable para la mayoría en la isla, donde el salario promedio mensual ronda los 20 a 30 dólares.
Otros defendieron el derecho de la mujer a disfrutar junto a su pareja y subrayaron que los reencuentros familiares no tienen precio cuando la separación geográfica está marcada por restricciones migratorias. El debate también reflejó una fractura dentro de la comunidad cubana: mientras unos ven estos viajes como una ostentación, otros los consideran un sacrificio necesario para mantener la unidad familiar.
Punta Cana, un punto de encuentro en auge
Este enclave del Caribe se ha afianzado como un punto de encuentro para numerosas familias cubanas separadas por el exilio. La conexión aérea directa con La Habana, las condiciones más flexibles en materia de visado y el respaldo de agencias especializadas en organizar el viaje han hecho de Punta Cana una alternativa cada vez más utilizada para reencontrarse con seres queridos.
Según datos oficiales, más de 43.000 cubanos con pasaporte nacional viajaron a República Dominicana en el primer semestre de 2025, y solo en junio se registraron más de 19.500 visitas. Punta Cana se ha consolidado como un lugar estratégico de reunión para familias divididas, pues ofrece facilidad de visado, conexiones aéreas y servicios turísticos estables.
Este flujo contrasta con la situación del turismo en Cuba, que atraviesa una fuerte caída: la llegada de viajeros internacionales se redujo en torno a un 25 % y la ocupación hotelera apenas supera el 24 %. La falta de mantenimiento, problemas en el suministro eléctrico y de agua, así como la baja calidad en los servicios, han mermado la competitividad del sector cubano frente a destinos vecinos como República Dominicana o Cancún.
A diferencia de otros destinos, República Dominicana se presenta con una oferta más sólida gracias a su infraestructura turística moderna, servicios estables y un ambiente propicio para las reuniones familiares. Empresas como Yes Travel y Risa Travel han diseñado paquetes completos que abarcan visado, boletos aéreos, traslados y estadía en hoteles todo incluido, con tarifas que oscilan entre 1,800 y 2,500 dólares por persona, de acuerdo con la temporada, el destino y la categoría de alojamiento.
El contraste regional
Mientras los resorts dominicanos captan miles de visitantes, en Cuba los hoteles estatales lidian con habitaciones vacías y críticas de los turistas. El testimonio de esta cubana refleja esa brecha: los mismos ciudadanos que en su país enfrentan apagones, escasez y salarios simbólicos, en muchos casos destinan ahorros familiares o el apoyo de parientes en el exterior para costear viajes de lujo fuera de la isla.
El fenómeno no solo habla de turismo, sino también de migración, desigualdad económica y de la creciente dependencia de los cubanos de su diáspora.
Más allá de un testimonio personal
En definitiva, el testimonio de esta cubana no solo pone en evidencia el sacrificio económico que muchas familias asumen para reencontrarse, sino también la dura realidad del turismo en la isla. Mientras Punta Cana se consolida como un destino con servicios estables y una oferta variada que atrae tanto a turistas internacionales como a cubanos que buscan un punto de encuentro.
Cuba enfrenta un panorama opuesto: hoteles semivacíos, baja ocupación y un deterioro de los servicios que limitan su competitividad. Una brecha cada vez más visible que empuja a los propios cubanos a mirar hacia fuera para vivir experiencias que en su propio país ya no encuentran.