El ídolo puertorriqueño Bad Bunny anunció que su próxima gira internacional, el DTMF World Tour, no pasará por Estados Unidos. La decisión, que ha generado un fuerte debate en el mundo del espectáculo y la política, se basa en su preocupación por las redadas del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) que podrían afectar a miles de sus seguidores latinos en ese país.
Decisión con trasfondo político y social
El artista, cuyo nombre real es Benito Antonio Martínez Ocasio, declaró que no quiere exponer a sus fanáticos al miedo de asistir a un concierto bajo la sombra de una posible operación migratoria. “Mis conciertos deben ser un espacio de libertad, no un lugar donde se viva con temor a ser detenido”, afirmó en entrevistas recientes.
No es la primera vez que Bad Bunny se posiciona en temas sociales. En el pasado ha utilizado sus videos y presentaciones para denunciar la violencia de género, la desigualdad y las políticas migratorias de Estados Unidos, convirtiéndose en una figura que trasciende lo musical y se adentra en el terreno político-cultural.
Un golpe para el mercado estadounidense
La ausencia de Bad Bunny en Estados Unidos representa un impacto directo en la industria del entretenimiento. Con ciudades como Miami, Nueva York, Los Ángeles y Houston entre sus plazas más fuertes, la exclusión del mercado estadounidense podría significar millones de dólares menos en taquilla, hospedajes, transporte y consumo asociado.
“Hubo muchas razones por las que no me presenté en Estados Unidos, y ninguna de ellas fue por odio; he actuado allí muchas veces. Todos [los shows] han sido un éxito. He disfrutado conectar con latinos que han estado viviendo en Estados Unidos», dijo cuando le preguntaron sobre su negativa a realizar conciertos en Estados Unidos.
Su mensaje también estuvo dirigido directamente hacia las agencias migratorias encargadas de aplicar las políticas migratorias del presidente Donald Trump. «Pero estaba el problema de que, por ejemplo, el maldito ICE podría estar afuera [de mis conciertos]. Y es algo que estábamos hablando y que nos preocupaba mucho», agregó el cantante puertorriqueño.
En contraste, el cantante refuerza la apuesta por escenarios latinoamericanos, europeos y asiáticos, lo que también puede interpretarse como una redistribución cultural y económica que privilegia a públicos fuera del circuito tradicional estadounidense.
El artista ha manifestado en repetidas ocasiones su rechazo a las redadas migratorias. En junio, por ejemplo, utilizó su cuenta de Instagram para difundir imágenes de un operativo del ICE en Puerto Rico, donde calificó de “imbéciles” a los agentes. Su postura también quedó reflejada en el videoclip de NUEVAYoL, en el que incluyó un mensaje ficticio de Donald Trump pidiendo disculpas a los inmigrantes, como una forma de enfatizar su crítica a las políticas migratorias.
El precedente de Puerto Rico: éxito y récord económico
La decisión llega luego del éxito de la residencia No me quiero ir de aquí, que incluyó 30 conciertos en el Coliseo de Puerto Rico y reunió a más de 400.000 asistentes, con la participación de artistas invitados y celebridades internacionales.
Según estimaciones locales, el impacto económico de esa serie alcanzó los 200 millones de dólares, revitalizando la economía del turismo, la gastronomía y los servicios en San Juan. Este precedente confirma que los espectáculos de Bad Bunny son capaces de transformar la economía local y atraer la atención global.
Detalles del DTMF World Tour
El DTMF World Tour tendrá su punto de partida en noviembre con paradas en República Dominicana, Costa Rica y México, antes de cruzar en 2026 a Sudamérica, donde el artista se presentará en Colombia, Perú, Chile, Argentina y Brasil. La gira también lo llevará a escenarios de Australia y Japón, para luego conquistar buena parte de Europa.
En España, la expectación ha sido enorme: se confirmaron 12 conciertos —diez en Madrid y dos en Barcelona—, cuyas entradas se agotaron en cuestión de horas, reflejando la magnitud del fenómeno musical que acompaña cada paso del intérprete.
Fuentes cercanas a la producción señalan que se espera un tour de estadios y grandes arenas, con una escenografía renovada y un despliegue tecnológico que busca superar giras anteriores como El Último Tour del Mundo.
Reacciones y debate
La decisión de excluir a Estados Unidos genera reacciones encontradas entre sus fanáticos. Los seguidores que residen en Estados Unidos experimentan una sensación de tristeza al no poder asistir a sus divertidos conciertos, pero también comprenden la postura de su ídolo. Muchos destacan en redes sociales que “Bad Bunny eligió la gente antes que el dinero”.
Por otro lado, algunos críticos del espectáculo señalan que se trata de una oportunidad perdida para el mercado estadounidense, donde el reguetón y la música urbana han alcanzado cifras récord en ventas y reproducciones y se pudieran generar buenos dividendos.
Los sectores políticos han interpretado el gesto como un cuestionamiento directo a las políticas migratorias de Washington, sumando presión a un debate ya caldeado sobre el futuro del ICE.
Un símbolo cultural más allá de la música
Bad Bunny ha construido su figura como un símbolo de identidad latina y resistencia cultural. Su mensaje no solo se limita al reguetón o al trap, sino que conecta con generaciones que ven en él un portavoz de sus luchas y aspiraciones.
Su decisión de no presentarse en Estados Unidos reitera ese compromiso: proteger a su público incluso a costa de sacrificar ganancias millonarias.