La policía del condado de Miami-Dade arrestó a Alfredo Miranda, un hombre de 62 años residente en Redland, bajo sospecha de organizar peleas de gallos en su propiedad. El caso ha vuelto a poner en el centro del debate la persistencia de estas prácticas clandestinas en el sur de Florida, pese a los esfuerzos de las autoridades por erradicarlas.
El operativo policial
El arresto ocurrió tras un allanamiento en una vivienda ubicada en la cuadra 19000 de Southwest 202nd Street, dentro de una investigación mayor contra el crimen organizado. Según el reporte, los agentes ya desde el exterior escuchaban el canto de decenas de gallos, lo que levantó sospechas inmediatas.
Dentro de la propiedad encontraron un ring cerrado con numeración para espectadores, un espacio claramente diseñado para que el público siguiera los enfrentamientos. También hallaron jaulas con gallos de plumas rapadas, vitaminas, jeringas, medicamentos, balanzas digitales y libros de contabilidad, lo que sugiere una organización sistemática de las peleas, así como la posibilidad de apuestas asociadas.
Los cargos y los antecedentes
Miranda fue acusado de posesión ilegal de un animal destinado a peleas y de administrar un inmueble para celebrar estas actividades ilícitas. Las autoridades recordaron que el sospechoso ya había enfrentado procesos similares en el pasado, lo que refuerza la gravedad de su reincidencia.
Actualmente permanece bajo custodia en el Centro Correccional Turner Guilford Knight, con una fianza fijada en un rango entre $5,000 y $7,800, de acuerdo con distintos reportes judiciales.
Crueldad y crimen organizado
Las peleas de gallos son consideradas en Florida no solo un delito por maltrato animal, sino también una actividad que suele ir acompañada de apuestas ilegales y otros delitos financieros. “Estos eventos no son simples juegos, son espacios donde circula dinero, violencia y crueldad”, explicó un portavoz de la policía de Miami-Dade al referirse al caso.
Organizaciones defensoras de animales han reiterado que estas prácticas causan sufrimiento extremo a los gallos, a los que se les mutilan partes del cuerpo y se les administran sustancias para aumentar su agresividad antes de enfrentarlos hasta la muerte.
Los acusados de este tipo de delito podrían enfrentar hasta cinco años de cárcel y multas que alcanzarían los 10.000 dólares, según establece la legislación vigente. En paralelo, el estado de Florida dio luz verde a la denominada Ley Tropper, una normativa diseñada para sancionar a quienes abandonen a sus mascotas en circunstancias de emergencia.
La medida cobra especial relevancia en un territorio altamente vulnerable al paso de huracanes, donde se han registrado numerosos casos de animales dejados atrás en medio de evacuaciones. Con esta iniciativa, las autoridades buscan desalentar el abandono y reforzar la protección de los animales domésticos durante desastres naturales.
Una práctica con raíces culturales
Aunque prohibidas en todo Estados Unidos, las peleas de gallos tienen profundas raíces en varios países de América Latina y el Caribe, incluida Cuba, donde todavía existen criaderos y arenas legales. En Florida, debido a la fuerte presencia de comunidades inmigrantes, estas costumbres se han mantenido en la clandestinidad, lo que genera choques entre la tradición cultural y las leyes estadounidenses.
“En Cuba esto es algo normal, incluso se organiza en ferias y fiestas patronales; aquí es un crimen”, comentó un vecino de origen cubano en la zona de Homestead, que prefirió mantener el anonimato.
Reacciones en la comunidad
En Redland, una zona rural al sur de Miami-Dade, algunos vecinos manifestaron sorpresa, mientras que otros aseguraron que ya sospechaban de actividades ilegales en la propiedad de Miranda. “Se veían muchos autos los fines de semana, gente entrando y saliendo, era evidente que pasaba algo más que la crianza de aves”, señaló un residente de la zona.
Las autoridades reiteraron que continuarán realizando operativos para desmantelar estos lugares, recordando que en los últimos años se han llevado a cabo varias redadas similares en el sur de Florida.
Un problema que no desaparece
El arresto de Miranda es solo un ejemplo de cómo las peleas de gallos persisten pese a la vigilancia policial. Según informes locales, cada año se abren decenas de investigaciones relacionadas con esta práctica, que sigue atrayendo a grupos que buscan lucrar con apuestas clandestinas.
La Fiscalía de Miami-Dade no ha adelantado aún la fecha de la audiencia preliminar del detenido, pero se espera que enfrente un proceso judicial que podría conllevar sanciones severas, tanto económicas como penales.