La Guardia Costera de Estados Unidos detuvo un velero de 43 pies identificado como Stormy Weather a unas 40 millas náuticas al sur de Marathon, en los Cayos de Florida. La embarcación navegaba sin autorización rumbo a Cuba y transportaba a tres personas: un británico con antecedentes migratorios, un capitán estadounidense de origen ruso y una propietaria canadiense. El caso, ocurrido a mediados de agosto y revelado esta semana, ha puesto nuevamente bajo la lupa la vigilancia marítima en el estrecho de la Florida.
La operación en alta mar
Según el informe oficial de Seguridad Nacional, el velero zarpó el 19 de agosto desde Boot Key Harbor, en Marathon. Antes de dirigirse hacia aguas internacionales, los tripulantes hicieron una escala para reabastecer combustible en un punto conocido como “Poncho”, alrededor de las 10:30 de la mañana. Cámaras de seguridad y testimonios de empleados del puerto corroboraron el itinerario de salida.
Fue en ese contexto que la Guardia Costera detectó la nave y procedió a interceptarla. Las autoridades no han precisado cuáles eran los motivos del viaje ni si existía un plan concreto de entrada a territorio cubano, aunque la ruta levantó sospechas inmediatas.
Quiénes iban a bordo
El caso ha generado especial atención por el perfil de los tripulantes:
- Miles Anthony Connors, ciudadano británico de 41 años. Tiene un historial marcado por el uso de alias, múltiples deportaciones desde 2008 y una orden de arresto pendiente en Pensilvania de la cual se desconocen los cargos. También acumula cargos menores, como conducir sin licencia. Su situación migratoria lo coloca en el centro del proceso judicial.
- El capitán de la embarcación es un ciudadano estadounidense nacido en Rusia, cuya identidad no ha sido divulgada oficialmente.
- La propietaria del velero es una ciudadana canadiense que ingresó legalmente a Estados Unidos en julio de este año con una visa de turismo B2 y de la cual se desconoce su identidad.
Procesos judiciales
La Fiscalía federal solicitó mantener a Connors bajo custodia hasta su juicio por reingreso ilegal tras deportación, fijado para el 5 de septiembre. De ser hallado culpable, enfrenta penas que van desde multas hasta varios años de prisión, además de una nueva expulsión del país. Su abogado defensor público no ha ofrecido declaraciones.
En cuanto al capitán y la dueña del velero, ambos están bajo investigación. No obstante, hasta ahora no se han confirmado cargos adicionales en su contra.
Vigilancia en el estrecho de Florida
La interceptación del Stormy Weather no es un hecho aislado. La Guardia Costera mantiene un control estricto en las aguas que separan a Florida de Cuba, un corredor marítimo donde se han registrado operaciones de tráfico de personas, intentos de migración irregular y traslados ilegales de mercancías.
En los últimos años, las autoridades han intensificado las patrullas debido al incremento de salidas hacia la isla, en algunos casos motivadas por razones familiares o políticas, y en otros vinculadas a redes de tráfico. La ruta, de poco más de 90 millas, sigue siendo una de las más vigiladas del hemisferio.
Antecedentes de casos similares
Las autoridades del condado de Monroe hace un mes acusaron a Floyd Dean Devasier, de 63 años y residente en Katy, Texas, de “alquilar o arrendar con intención de defraudar” luego de que presuntamente sacara del país una embarcación que había rentado en los Cayos de Florida.
De acuerdo con el informe oficial, Devasier arrendó una panga de 26,5 pies en la marina Beach Weekend Key West, ubicada en Stock Island. Sin embargo, en lugar de usarla para actividades recreativas en aguas locales, el acusado habría navegado con ella fuera del territorio estadounidense, incumpliendo las condiciones del contrato.
El caso generó preocupación entre las autoridades y empresarios del sector náutico, quienes han denunciado un aumento de incidentes relacionados con el uso indebido de embarcaciones en los Cayos. La Guardia Costera y la Oficina del Sheriff de Monroe advirtieron que este tipo de prácticas no solo constituyen un fraude económico, sino que también ponen en riesgo la seguridad marítima y podrían estar vinculadas a actividades ilegales en aguas internacionales.
Devasier enfrenta ahora un proceso judicial en Florida, mientras las autoridades recordaron que llevar embarcaciones de alquiler fuera de aguas estadounidenses está estrictamente prohibido y puede acarrear fuertes sanciones penales y económicas.
En el pasado embarcaciones privadas han sido detenidas en circunstancias parecidas. En 2023 por ejemplo, un velero fue interceptado cerca de Key West con varios pasajeros a bordo, sospechosos de intentar un desembarco no autorizado en Cuba. En 2024, otro caso involucró a un ciudadano estadounidense que trasladaba migrantes sin documentos hacia las Bahamas, desde donde planeaban continuar a la isla.
Estos episodios refuerzan la percepción de que el tráfico marítimo irregular en el sur de Florida es un fenómeno persistente, que combina intereses personales, criminales y políticos.
Lo que está en juego
Más allá de este caso puntual, el episodio pone de relieve los desafíos legales y diplomáticos que genera la navegación entre Florida y Cuba. La falta de autorización para cruzar hacia la isla puede implicar sanciones federales severas, especialmente cuando hay antecedentes migratorios o penales involucrados.
Para la Guardia Costera, la misión sigue siendo clara: proteger las fronteras marítimas y evitar actividades que comprometan la seguridad nacional. Sin embargo, cada operación abre nuevas interrogantes sobre las motivaciones de quienes deciden arriesgarse a desafiar las normas en una de las zonas más vigiladas del Caribe.
Con el juicio de Connors programado para septiembre, el caso del Stormy Weather seguirá bajo la atención de la justicia federal y de los organismos encargados de la seguridad marítima.