Tras más de 20 años convertido en una reliquia oxidada y un recordatorio del abandono marítimo, un submarino de 96 pies (aproximadamente 29 metros) fue retirado esta semana de las aguas de Boot Key, en Marathon, por las autoridades del condado de Monroe. La operación, que requirió un despliegue especializado y una cuidadosa coordinación, pone fin a un capítulo inusual en la historia náutica de los Cayos de Florida.
De proyecto turístico a chatarra flotante
El gigantesco sumergible, con un casco amarillento cubierto por manchas de óxido y corrosión, fue trasladado a la zona a finales de la década de 1990 desde un depósito de chatarra en Chicago. La idea original era ambiciosa: transformarlo en una atracción de ecoturismo, aprovechando su imponente tamaño y diseño para ofrecer recorridos educativos bajo el agua. Sin embargo, el plan fracasó antes de materializarse.
Los estudios iniciales arrojaron que el costo de reacondicionamiento superaba los 750.000 dólares, una cifra inasumible para los promotores del proyecto. Ante la falta de financiamiento, el submarino quedó varado en el canal, sin motores, sin equipamiento interior y expuesto al desgaste del tiempo y la salinidad del mar.
Con los años, el sumergible pasó de ser una curiosidad local a un peligro latente para navegantes, pescadores y la vida marina. «Las embarcaciones abandonadas, ya sean un pequeño esquife o un submarino masivo, representan serias amenazas para el medio ambiente, la seguridad de los navegantes y la navegación», recordó Brittany Burtner, administradora principal de Recursos Marinos del condado.
Una operación compleja y planificada
La remoción del submarino requirió la intervención de un contratista marino calificado, que empleó grúas flotantes, barcazas de apoyo y equipos especializados para cortar y maniobrar la pesada estructura. La operación se llevó a cabo bajo la supervisión de la Oficina de Recursos Marinos y con la asistencia de buzos expertos para garantizar que la extracción no dañara los lechos marinos cercanos.
Burtner explicó que, antes de mover un artefacto de estas dimensiones, se realizan inspecciones técnicas para identificar riesgos y diseñar un plan de remoción seguro. “Es una victoria para nuestras vías acuáticas y un paso importante hacia la recuperación ambiental de esta zona”, afirmó.
Un problema que va más allá de un submarino
Aunque este caso resulta llamativo por tratarse de un submarino, el problema de las embarcaciones abandonadas es recurrente en los Cayos de Florida. En lo que va de 2025, el condado de Monroe ha retirado 134 embarcaciones en estado de abandono de sus aguas.
La acumulación de estos cascos y estructuras representa una amenaza múltiple:
- Riesgo ambiental, ya que el metal corroído, aceites residuales y restos de pintura pueden contaminar el ecosistema marino.
- Peligro para la navegación, al convertirse en obstáculos sumergidos que pueden dañar embarcaciones.
- Impacto visual y turístico, al degradar el atractivo paisajístico de una de las regiones más visitadas del sur de Florida.
Para combatir este fenómeno, el condado y la Comisión de Conservación de Vida Silvestre y Pesca de Florida (FWC) desarrollan un plan conjunto que incluye la localización, remoción y disposición final de embarcaciones abandonadas.
Prevención antes que remoción
Uno de los pilares de esta estrategia es el “Vessel Turn-In Program”, un programa que permite a los propietarios entregar voluntariamente embarcaciones en mal estado o en riesgo de abandono sin enfrentar sanciones. De esta forma, se evita que los cascos se deterioren al punto de convertirse en un problema costoso y ambientalmente dañino.
Según Burtner, este enfoque preventivo es más eficiente y menos costoso que las operaciones de remoción, que requieren maquinaria pesada, mano de obra especializada y permisos ambientales.
Próximas acciones en el calendario
La Oficina de Recursos Marinos confirmó que, tras el retiro del submarino, ya se preparan otras intervenciones. Entre ellas, el rescate de un barco camaronero hundido frente a Islamorada y la remoción de una embarcación encallada cerca del parque estatal Bahia Honda. Ambas operaciones están sujetas a que las condiciones meteorológicas sean favorables.
“Lo que queremos es que la comunidad comprenda que la responsabilidad de mantener nuestras aguas limpias es compartida”, enfatizó Burtner, subrayando que la preservación de los ecosistemas marinos de los Cayos no solo depende de la acción de las autoridades, sino también del compromiso ciudadano.
Con la desaparición del submarino oxidado, las aguas de Boot Key recuperan su libre tránsito, pero la lección queda clara: prevenir el abandono de embarcaciones es la mejor forma de evitar que el mar se convierta en un cementerio flotante.