En un movimiento que podría redefinir la estrategia antidrogas de Estados Unidos, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva confidencial que autoriza al Ejército y al Pentágono a llevar a cabo operaciones militares ofensivas contra cárteles de la droga extranjeros previamente designados como organizaciones terroristas.
La medida permite intervenir en territorio extranjero y aguas internacionales, con el objetivo de frenar el tráfico de fentanilo y otros narcóticos considerados una amenaza directa a la seguridad nacional.
Organizaciones en la mira
Entre los grupos incluidos en la lista se encuentran el Cártel de Sinaloa, la Mara Salvatrucha (MS-13), el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, este último acusado por Washington de estar vinculado al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela por quien recientemente propusieron una recompensa de 50 millones de dólares por su captura.
El plan contempla recompensas millonarias por información que facilite la captura de líderes y operadores clave, en una estrategia similar a la aplicada en el pasado contra cabecillas de Al Qaeda y Estado Islámico.
Según reveló The New York Times, basándose en fuentes cercanas al proyecto, la nueva orden del presidente concede a las Fuerzas Armadas potestades que antes correspondían exclusivamente a las agencias policiales, permitiéndoles llevar a cabo tareas como rastrear, arrestar y desarticular a miembros de organizaciones criminales.
La administración de Donald Trump argumenta que el tráfico de drogas, originado principalmente en México y diversas naciones de América Latina, constituye una seria amenaza para la seguridad nacional, y ha llegado a apoyar la implementación de aranceles contra México y Canadá como parte de su estrategia para enfrentar el problema.
Coordinación interagencial y operaciones posibles
La orden involucra a múltiples agencias federales: el Departamento de Defensa, el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Nacional, la CIA, la DEA y otras entidades de inteligencia. Fuentes cercanas a la planificación señalan que las operaciones podrían incluir incursiones especiales, ataques aéreos selectivos, bloqueos marítimos y ciberoperaciones, siguiendo modelos de combate al terrorismo internacional.
La Casa Blanca argumenta que el fentanilo —responsable de más de 70,000 muertes por sobredosis en 2024— requiere medidas excepcionales, ya que su tráfico transnacional involucra rutas y redes criminales cada vez más sofisticadas.
Reacción de México y tensiones diplomáticas
La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum confirmó que fue informada de la orden, pero aseguró que su país rechaza categóricamente cualquier intervención militar extranjera en su territorio. “México no permitirá que se vulneren su soberanía y sus leyes”, afirmó, insistiendo en que la cooperación debe darse bajo el marco del derecho internacional y acuerdos bilaterales.
En América Latina, gobiernos aliados de Washington expresaron preocupación por un posible precedente que habilite futuras acciones militares unilaterales. Venezuela, por su parte, denunció la medida como un “acto de agresión” y acusó a Trump de buscar “pretextos para una intervención” en la región.
Debate legal y cuestionamientos internos
Juristas estadounidenses advierten que la Constitución de EE. UU. requiere la autorización del Congreso para operaciones militares prolongadas fuera del país. La orden ejecutiva, aunque amparada en la designación de “organizaciones terroristas extranjeras”, podría enfrentar demandas legales y oposición política, especialmente si las acciones derivan en bajas civiles o daños colaterales.
En el ámbito interno, partidarios de Trump aplauden la medida como una respuesta “contundente y necesaria” frente a la crisis de opioides, mientras que críticos advierten que militarizar la lucha antidrogas podría intensificar la violencia en la región sin atacar las causas estructurales del problema.
Antecedentes históricos
Estados Unidos ha contemplado acciones militares contra cárteles en el pasado, pero siempre bajo esquemas de cooperación y con consentimiento de los países anfitriones. Durante su primer mandato, Trump propuso declarar “terroristas” a los cárteles mexicanos, pero la medida no prosperó por temor a una crisis diplomática. Antes, en los años 80 y 90, Washington desarrolló operaciones encubiertas en Colombia contra los carteles de Medellín y Cali, aunque sin llegar a un despliegue militar abierto.
Un nuevo capítulo en la política hemisférica
La decisión actual representa un giro drástico que podría modificar las relaciones de Estados Unidos con América Latina. Si se concreta, marcaría la primera vez que las Fuerzas Armadas estadounidenses actúan directamente contra organizaciones criminales en la región bajo un marco antiterrorista, unificando la guerra contra las drogas con la guerra contra el terrorismo.