
El incremento reciente en la frecuencia de vuelos de carga entre Estados Unidos y Cuba, específicamente desde Miami hacia el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, ha generado expectativas entre emprendedores, agencias de envíos y ciudadanos que dependen de estos canales para abastecerse.
Sin embargo, el crecimiento del comercio aéreo contrasta drásticamente con la precaria situación logística que enfrenta el sistema de distribución dentro de la isla, lo que ha suscitado tanto esperanza como críticas.
La nueva ruta fue inaugurada por la aerolínea 7AIR, con dos frecuencias semanales operadas exclusivamente para el transporte de paquetería enviada desde agencias ubicadas en el sur de Florida, donde reside una amplia comunidad de cubanos en el exilio.
“Con sus dos frecuencias semanales, esta conexión marca el inicio de nuevas oportunidades de alianza para nuestra isla, fortaleciendo el comercio y la integración logística. ¡Un paso más hacia el desarrollo y la apertura internacional!”, dice un mensaje de la Empresa Cubana de Aeropuertos y Servicios Aeroportuarios (ECASA) en Facebook.
Contradicciones políticas: ¿bloqueo o puente económico?
La noticia de los nuevos vuelos generó una ola de comentarios encontrados. Para las autoridades cubanas, se trata de una mejora operativa que contribuirá a dinamizar el mercado interno y respaldar a los trabajadores por cuenta propia. Sin embargo, numerosos analistas y voces del exilio cubano han cuestionado lo que consideran una incongruencia: mientras el régimen cubano sostiene su retórica sobre un supuesto “bloqueo económico” por parte de EE.UU., en los hechos se beneficia de un flujo constante de mercancías, remesas y turismo provenientes del país que acusa de agresión económica.
“El gobierno cubano mantiene una narrativa contradictoria. Habla de embargo, pero al mismo tiempo permite vuelos diarios desde Miami llenos de productos que su propia población necesita para sobrevivir”, declaró un empresario cubanoamericano consultado por medios independientes.
Un sistema colapsado: la otra cara del comercio
Pese al aumento en los vuelos de carga y a la gran cantidad de paquetes que llegan semanalmente a Cuba, la distribución interna continúa enfrentando obstáculos graves. Según reportes oficiales, más de 4,000 paquetes permanecen sin entregar solo en la provincia de Sancti Spíritus, debido a la falta de combustible, escasez de piezas de repuesto para los vehículos y una deficiente planificación operativa.
El servicio de Correos de Cuba, encargado de recibir y repartir gran parte de la paquetería internacional, ha sido objeto de crecientes críticas por su ineficiencia y falta de transparencia. En 2024, se registraron al menos 167 reclamaciones formales por robos o pérdidas de paquetes, generando pérdidas estimadas en más de 6 millones de pesos cubanos. A ello se suma el mal estado de algunos envíos, los largos tiempos de espera y el cobro adicional de tarifas que en ocasiones exceden el valor real de los productos.
Dependencia creciente de los envíos desde el exterior
Para muchos cubanos, la paquetería enviada desde EE.UU. no es un lujo, sino una necesidad. La escasez de alimentos, medicinas, productos de higiene y materiales de trabajo ha convertido a las agencias de envíos en un sustento paralelo ante el colapso del sistema estatal de abastecimiento. En los últimos años, la población ha desarrollado una relación de dependencia crítica con los “mulos” y agencias privadas, que suplen lo que el gobierno no garantiza.
Además, el incremento de los vuelos coincide con la expansión de negocios privados en Cuba, muchos de los cuales se nutren del abastecimiento externo para mantenerse operativos. Restaurantes, barberías, estéticas, talleres de reparación y vendedores informales han florecido en medio de la crisis, pero todos dependen en gran medida de la llegada de productos desde el extranjero.
Entre la apertura económica y el estancamiento estructural
Aunque el gobierno ha promovido ciertas reformas para legalizar y expandir el sector privado, la infraestructura logística de la isla sigue siendo deficiente. El aumento de los vuelos de carga no garantiza una mejora directa para los consumidores, si no se resuelven los problemas internos de transporte, almacenamiento, distribución y digitalización de procesos.
Por otro lado, el crecimiento de estas operaciones comerciales revela un contraste cada vez más evidente entre las relaciones económicas reales entre Cuba y Estados Unidos y el discurso político oficial de La Habana. Mientras el régimen insiste en responsabilizar al embargo de sus males, el flujo de bienes y dinero provenientes de Estados Unidos no se ha detenido, e incluso ha aumentado, especialmente tras el levantamiento de ciertas restricciones durante las administraciones de Obama y Biden.
La aerolínea estatal china Air China inauguró en junio de 2025 su primer servicio regular de carga aérea directa entre Beijing y La Habana, operando dos veces por semana como parte de su ruta establecida desde mayo de 2024. Según autoridades del transporte cubano, cada vuelo utiliza aviones Boeing 787‑9, con una capacidad de hasta 20 toneladas de mercancía por viaje.
El trayecto reduce drásticamente el tiempo de tránsito: en menos de 24 horas, los productos desde China pueden llegar a la isla, frente a las semanas que demora el transporte marítimo. La operación está gestionada por AeroVaradero S.A., empresa estatal cubana adscrita a la Corporación de la Aviación Civil Cubana, encargada de recibir y distribuir la carga dentro del territorio nacional. Estas operaciones de carga son muestras de cuan desesperado está el régimen cubano de abastecerse ante la grave crisis económica.
Conclusión
El aumento de vuelos de carga entre EE.UU. y Cuba es una señal de que, a pesar de las tensiones políticas, las dinámicas económicas entre ambos países siguen activas y en expansión. No obstante, la incapacidad del sistema cubano para distribuir eficientemente estos recursos plantea un reto urgente. Sin reformas estructurales profundas, la apertura comercial seguirá siendo un parche temporal en un país que depende cada vez más de sus vínculos con el exilio para sostenerse.