Revuelo e indignación por próxima presentación de Dany Ome y Kevincito El 13 en Santiago de Cuba esperando el 26 de julio

Dany Ome y Kevincito El 13 en Cuba. Foto: Video de YouTube de Cubano de Calle

La presencia de los reguetoneros Dany Ome y Kevincito el 13 en los festejos oficiales por el 26 de Julio en Santiago de Cuba ha desatado una ola de críticas y reacciones encontradas entre los cubanos, tanto dentro como fuera de la isla. El dúo, radicado en Estados Unidos, forma parte del cartel artístico del evento «TodoxSantiago», organizado por el régimen cubano en el contexto del carnaval santiaguero, y compartirá escenario con Juan Guillermo Almeida, hijo del fallecido comandante Juan Almeida Bosque, uno de los históricos de la Revolución.

La polémica surge por el contraste entre la ostentosa bienvenida que recibieron los artistas y la situación precaria que enfrenta gran parte del pueblo cubano. En las últimas semanas, las provincias orientales, incluida Santiago, han sido golpeadas por extensos apagones, escasez de alimentos y transporte colapsado, mientras el gobierno concentra recursos en festividades que, para muchos, representan una distracción política y no una verdadera celebración popular.


Presentaciones en recintos oficiales y trato preferencial

Dany Ome y Kevincito el 13 ya habían causado controversia con sus actuaciones en Pabexpo, recinto perteneciente al Consejo de Estado cubano, los días 18 y 19 de julio. Su inclusión en ese espacio estatal, reservado históricamente para actos de corte institucional, fue interpretada por analistas como un indicio de alineación o, al menos, de complicidad con el aparato cultural del régimen.

Las críticas se intensificaron al difundirse videos y fotografías que mostraban a los artistas desplazándose en vehículos de lujo, escoltados por patrullas de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), y siendo recibidos en instituciones oficiales. Algunos de sus seguidores, sin embargo, defendieron su participación alegando que su intención era llevar alegría y entretenimiento a una juventud limitada por la censura y la falta de espacios recreativos independientes.

Reacciones en redes y vínculos con figuras del régimen

Las redes sociales se convirtieron en campo de batalla entre quienes ven en esta gira una forma de legitimar al régimen y quienes la justifican como una oportunidad artística sin intenciones políticas. Una de las imágenes que más indignación generó fue la de los músicos posando junto a Sandro Castro, nieto del fallecido dictador Fidel Castro, lo que reforzó la percepción de cercanía con el poder.

Además, su aparición en instituciones educativas y su acceso a medios controlados por el Estado han sido interpretados como un blanqueo cultural del régimen, que busca usar figuras jóvenes y populares para oxigenar su deteriorada imagen ante las nuevas generaciones.


El peso simbólico del 26 de Julio

La participación de artistas radicados en Miami en actos oficiales del 26 de Julio añade una capa de complejidad simbólica. Esta fecha, que conmemora el fallido asalto al Cuartel Moncada en 1953 por parte de Fidel Castro y sus seguidores, es utilizada por el gobierno como una reafirmación del proyecto revolucionario. Que artistas del exilio regresen para celebrar esta efeméride es visto por muchos como una traición a los ideales democráticos que han impulsado a gran parte de la diáspora cubana.

La controversia crece aún más si se considera que la madre de Dany Ome fue integrante de las Damas de Blanco, un grupo de oposición pacífica conocido por su activismo a favor de los presos políticos. Este detalle ha sido esgrimido tanto por críticos que acusan al cantante de «dar la espalda a su historia», como por quienes lo defienden como alguien alejado de la política que solo busca expresarse artísticamente.

La crítica no recae sobre la música ni sobre la vida cultural en sí, sino sobre la postura de ciertos artistas que deciden regresar a Cuba no para acompañar las luchas del pueblo, sino para obtener ganancias personales en medio de la crisis. Al alinearse con el régimen y avalar su propaganda mediante el silencio cómplice, estos artistas legitiman un sistema que reprime, censura y mantiene a millones de ciudadanos en condiciones de precariedad y sin libertades fundamentales.

Desde el exilio, muchos repudian el oportunismo de Dany Ome y Kevincito El 13, dos figuras surgidas sin mayor mérito que ahora prestan su imagen al aparato propagandístico del régimen. Pero más significativo que el rechazo de quienes se vieron obligados a huir de la represión, es el desprecio silencioso —y muchas veces contenido por miedo— de quienes resisten dentro de la isla. Son ellos, los que enfrentan a diario la escasez, la censura y la represión, quienes ven con indignación cómo estos artistas se prestan a legitimar un sistema que los somete, a cambio de favores y visibilidad.

Una isla dividida entre fiesta y apagones

Mientras el régimen organiza conciertos en las principales plazas de Santiago de Cuba, buena parte de la población sufre largas horas sin electricidad, desabastecimiento y colapso del transporte. La paradoja de ver luces y música en escenarios oficiales mientras barrios enteros permanecen a oscuras alimenta el descontento popular.

Muchos observadores coinciden en que el gobierno cubano utiliza estas presentaciones como estrategia propagandística, en un momento en que el malestar social es creciente y la emigración masiva continúa marcando récords. La cultura, lejos de ser una vía de escape neutral, se convierte así en una herramienta política, donde artistas e instituciones se ven arrastrados —voluntaria o involuntariamente— al juego del poder.

Santiago de Cuba enfrenta una grave situación energética marcada por apagones prolongados e impredecibles que afectan a miles de residentes diariamente. La incapacidad del gobierno para cumplir con los cronogramas de rotación ha generado un ambiente de incertidumbre, donde la población sufre cortes eléctricos de hasta 20 horas, acompañados de escasez de agua, deterioro de servicios básicos y dificultades para conservar alimentos y medicamentos.

En Santiago, los cortes han impactado incluso las festividades locales. El tradicional carnaval tuvo que reducir sus actividades nocturnas ante la falta de electricidad, limitando su programación hasta las 10 de la noche. Mientras tanto, usuarios en redes sociales denuncian que las condiciones de vida son cada vez más difíciles, con barrios enteros sin luz ni agua durante días.

¿Música o mensaje?

El debate sigue abierto: ¿puede un artista desvincularse del contexto político cuando actúa en un país con un sistema totalitario? ¿Es válido que músicos del exilio se presenten en actos promovidos por el régimen que miles de cubanos abandonaron por represión o hambre? La gira de Dany Ome y Kevincito el 13 ha revivido estas preguntas, colocando nuevamente a la cultura en el centro del conflicto cubano.

En una isla donde cada acto público tiene una lectura política, incluso un concierto puede convertirse en símbolo de complicidad o resistencia. Y para muchos cubanos, la imagen de un escenario iluminado por reflectores oficiales, mientras ellos esperan el regreso de la corriente eléctrica, resume la distancia cada vez más grande entre la propaganda y la realidad.


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