
Antúnez ha comenzado una huelga de hambre para protestar por el acoso al que están siendo sometidos él y su esposa. Su casa está totalmente vigilada y rodeada por agentes de la seguridad del estado y la policía según denuncio el propio opositor.
Los teléfonos de los opositores están bloqueados y no les permiten ni recibir ni hacer llamadas por lo que se encuentran prácticamente incomunicados.
					





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