Una cubana que reside en Tampa ha denunciado en el programa de Alexander Otaola, que un hombre que en múltiples ocasiones la reprimió a ella y a su familia en la provincia de Holguín, fue admitido por las autoridades migratorias de EEUU y ahora vive tranquilamente en el Miami.
La indignación se apoderó de Mislady Escalona al saber que este hombre, quien ha sido identificado como Roberto Batista, vive ahora en Estados Unidos como un exiliado más.
«Me siento indignada de saber que este señor, este opresor, este joven comunista, se encuentra en este país, y nosotros fuimos víctima de él y hay cubanos, gibareños principalmente, víctima de este señor, y que quede muy impune aquí que venga a disfrutar de las grandes cosas que tiene este país haga una vida normal y sus actos vandálicos queden impunes», denunció la cubana en el programa que no le parece justo.
Escalona se identificó como miembro del grupo opositor Unión Patriótica de Cuba, UNPACU.
En su provincia, Escalona participaba en actividades opositoras como apoyando las marchas de las Damas de Blanco pidiendo la libertad de los presos políticos. En sus declaraciones describió múltiples instancias en las que Batista arremetió contra ella y otros opositores de la localidad durante varios años.
“Nosotros llevamos el movimiento UNPACU y Damas de Blanco al municipio y a este muchacho lo estaban preparando para cogernos todos los domingos. Empezó a trabajar como agente de migración en la misma policía, pero su función era atacarnos, nos chantajeaba, en los actos de repudio era el que llamaba a la gente, siempre nos empujaba, muchísimas veces estuvimos frente a frente en la policía cuándo nos detenía”.
Varias personas, presuntas víctimas de Batista y vecinos del barrio que lo conocían, lo identificaron en las redes y fue así como Escalona supo que estaba viviendo en Miami, de acuerdo a sus declaraciones.
Presuntamente, Batista entró a principios del año 2020 por “frontera” y se alberga en casa de una señora en Miami.
Escalona pide justicia, y está dispuesta a testificar contra el joven represor por mentirle a las autoridades migratorias estadounidenses.
Ella asegura que ella y su familia no pueden viajar a Cuba por su activismo en la isla, pero que ahí permanece su familiares, entre ellos su madre, a quienes no pueden ver.
«La libertad tiene un precio y nosotros vamos a pagar por ello; pero ellos también van a pagar por hacernos sufrir tanto por pensar diferente y por pensar la verdad».
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