A causa de una sepsis generalizada falleció el domingo en la cárcel de Mar Verde, de la provincia de Santiago de Cuba, el joven recluso Sandi Fernández Ortiz, reporta Diario de Cuba.
Según el activista de la Alianza Democrática Oriental (ADO), José Antonio López Piña, quien fue su vecino en el poblado de El Cristo «estaba cumpliendo sanción en la prisión de Mar Verde. Contrajo una infección en su cara, a través de una verruga, que se generalizó y no fue atendida por los funcionarios de dicha prisión».
El reo estuvo varios días con la cara infectada en el penal, pero los carceleros y las autoridades de prisión decidieron no trasladarlo a un hospital.
López Piña añade que dichas autoridades «omitieron a la familia la verdadera situación del fallecido, ni siquiera fue avisada con antelación».
De acuerdo al activista, el reo fue trasladado «a la funeraria de El Cristo con bastante presencia militar. Lo velaron unos 45 minutos y de ahí lo trasladaron al cementerio de una localidad cercana», agregó.
Pocas personas asistieron, ante las medidas que se han tomado en Cuba y en buena parte del mundo por la pandemia de Covid-19.
Sin embargo, para López Piña la fuerte presencia militar le aseguraba al régimen no se diera ninguna protesta en el velorio.
El activista confiesa no pudo asistir a la funeraria por los efectivos policiales que rodearon su vivienda.
Sandi Fernández Ortiz de 33 años de edad estaba preso por un delito de «peligrosidad social predelictiva«, una figura del derecho penal utilizada por el Gobierno cubano para encarcelar a la disidencia en la Isla.
López Piña pidio «libertad para todos los presos políticos», y lamentó Cuba sea «el único país donde se aplica» la peligrosidad predelictiva a un acusado que no cometió un delito.
El joven fallecido estaba a punto de completar la sanción de privación de libertad, en tres meses estaba previsto saldría de la cárcel, pero murió tras las rejas.
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