Aiderelis Alonso, la madre del bebé nacido hace 10 días en Turbo, asegura que no vuelve a Cuba. Su sueño, como el de más de 2.000 cubanos varados en esa localidad colombiana, es que se les permita seguir su viaje hacia Estados Unidos.
Esta madre de 27 años, llegó hace varias semanas a Turbo, en la región de Urabá, situada en el noroeste de Colombia, cuyas autoridades están desbordadas por una avalancha de inmigrantes ilegales, en su mayoría cubanos pero también de países africanos y asiáticos, que intentan atravesar la frontera con Panamá para buscar nueva vida en Estados Unidos.
Alonso, gracias a la maternidad, recibió el apoyo de un pastor adventista que los acogió en su casa junto con otros familiares suyos. El pequeño, a quien nombraron Aidermel, nació en el hospital de Turbo porque un funcionario de la Alcaldía que visitaba la bodega en la que están hacinados la mayoría de los cubanos percibió que estaba a punto de dar a luz, y la condujo en su propio vehículo al centro asistencial.
Según los médicos, el niño nació en buen estado de salud a pesar de las condiciones de alimentación que tenía su madre, pues en la bodega solo reciben una comida al día.
El cierre del paso fronterizo para los ilegales hace que Turbo se haya convertido en una bomba de tiempo, los cubanos 2.432 cubanos están desesperados por su situación y preocupados la posibilidad de ser deportados a Ecuador, su última escala antes de entrar en el país.
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