Estudio demuestra la influencia negativa de la migración en los niños cubanos

Sentimientos de ira, tristeza, ansiedad, añoranza y pena experimentan los niños de Cuba, cuya infancia ha estado marcada por la emigración de sus seres más allegados, según asegura una investigación realizada en la ciudad de Pinar del Río, informa Diario de Cuba.


Titulado «Caracterización del estado psicológico en los niños separados de sus figuras parentales por emigración», el estudio realizado por las psicólogas Yeimy Domínguez, Daimadelys Gutiérrez y Leidy León salió a la luz en el último número de 2016 de la Revista de Ciencias Médicas de la provincia occidental.

La investigación evaluó las respuestas emocionales, pensamientos y conductas de infantes con edades entre 6 y 11 años, todos llevados a consulta en el Policlínico Universitario Luis Augusto Turcios Lima, en la ciudad cabecera pinareña.

Las psicólogas analizaron a los pacientes llevados a consulta entre septiembre de 2014 y febrero de 2015.

Tuvieron en cuenta los hogares afectados por el traslado temporal o definitivo de algún integrante a otro país, incluidas aquellas personas que «cumplen misiones internacionalistas en distintas partes del mundo».

El estudio no distingue entre casos de padres exiliados y el de padres enviados al extranjero en misiones del Gobierno.


A juicio de las especialistas, la emigración es «uno de los más frecuentes motivos de consulta y demandas de atención psicológica en el área infanto-juvenil», criterio avalado por profesionales «en los diferentes niveles de atención de salud en la provincia».

La investigación resaltó que «en los casos estudiados fue frecuente encontrar en las familias la presencia de experiencias previas de separación».

«Aunque los niños tengan vivencias familiares anteriores que los puedan relacionar con una eventual separación, eso no evita el impacto y la reacción de sorpresa», apunta.

Asimismo, el estudio evidenció que además de la ira, tristeza, ansiedad, añoranza y pena, en los menores predominan pensamientos «relacionados con el temor, la inseguridad y la incertidumbre respecto al futuro familiar».

Entretanto, las reacciones conductuales más comunes tras la separación de alguna figura parental son la «agresividad, impulsividad, trastornos del sueño e hiperactividad», apuntó el artículo.

Para las autoras, otros de los trastornos más alarmantes se perciben en el ámbito escolar, donde niños y niñas mostraron «dificultades en la atención, desobediencia, poca participación en clases, falta de motivación y de disposición para cumplir con los deberes escolares».


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