El viaje de dos cubanas hacia EE.UU. queda captado por la cámara de una joven

La joven norteamericana Lisette Poole decidió documentar el viaje de Marta Amaro, de 52 años, y Liset Barrios, de 24, hacia tierras de libertad, una travesía que comenzó en Guyana y las llevó por 11 países en 50 días.


En un reportaje especial para El Nuevo Herlad, Poole recuenta cómo fue el recorrido en el que estas dos amigas lloraron, rieron y pelearon, pero lo más importante, aprendieron que a veces la libertad cuesta mucho más de lo que se puede sospechar.

De Guyana, en donde utilizaron las conexiones de un contrabandista local, cruzaron a Brasil, para después continuar a Perú y buscar la manera menos peligrosa de entrar a Ecuador.

Durante el viaje descartan Venezuela por la violencia y prefieren viajar 40 horas en autobus para llegar al andino país ecuatoriano, siempre con el riesgo de que los agentes de inmigración las descubran.

De esa última nación cruzan montadas a caballo hasta Colombia, pasan ríos, montañas y en el momento menos esperado, cuando se unen a una familia haitiana, son detenidas por militares que, tras una larga conversación, las dejan en libertad.


«Esperan en un restaurante de pollo por la próxima conexión, y luego suben a un camión cargado de papas y viajan 14 horas hasta Cali. De Cali van a Medellín y esperan otra semana por una salida, atrincheradas en un hotelito», refleja Poole en su artículo para El Nuevo Herald.

Después de vencer el temido Tapón de Darien se embarcan por Panamá, Costa Rica, Nicaragua y Honduras, desde donde viaja a México en avión y cruza la frontera por Brownsville, en Texas.

La travesía las deja con marcas emocionales, las dos amigas se pelean por motivos económicos y cada cual hace su vida; Amaro en Miami junto a su hijo y Barrios en Chicago, donde se unió al novio que le financió la arriesgada travesía.

«Las dos se reconciliaron y están ocupándose del papeleo, las vacunas y consultas médicas necesarias para obtener la residencia permanente bajo la Ley de Ajuste Cubano después de haber estado en Estados Unidos un año y un día. Ambas extrañan a Cuba», asegura Poole.


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