El juego del gobierno cubano para hacerle la guerra a los boteros

Para moverse hacia cualquier parte de La Habana siempre hay alguna línea de taxistas particulares llamados en Cuba boteros. Ellos desde hace buen tiempo se han convertido en los reyes de la carretera en la capital, porque trasladan diariamente a miles de personas, algo que alivia el déficit del transporte en la Isla.


Estos automóviles, algunos tan viejos como los Chevrolet del 57 ruedan como verdaderos objetos museables y aunque no siempre tienen el confort necesario y el pasaje no es algo que se pueda costear diariamente (10 pesos en moneda nacional), los habaneros saben que ellos están “resolviendo” en cierta medida la situación.

Es que ni los taxis estatales, ni los ruteros, ni mucho menos los ómnibus satisfacen la alta demanda.

¿Quién regula qué?

Como suele suceder en Cuba muchas cosas no se regulan y terminan siendo una catástrofe. Desde el año 2014 los boteros, regidos por sus propias leyes de oferta y demanda, decidieron subir los precios del pasaje por tramos a 20 CUP, e incluso segmentar las rutas para lucrar aún más con el bolsillo de la gente.


La respuesta del gobierno llegó en febrero de 2017 con la medida del Consejo de la Administración Provincial de La Habana (CAP) para asignar “precios referenciales de las rutas según el origen y destino, con los tramos intermedios, ante la necesidad de proteger a la población por el fraccionamiento de las rutas”.

La normativa si bien pretendió aliviar un problema solo dio lugar a otros, pues en el intento de topar precios, los boteros continuaron tiempo después siendo los dueños de la carretera, porque según ellos el gobierno no puede imponer reglas sin ofrecer facilidades para mantener sus vehículos ni precios de combustible diferenciado. El valor del combustible en Cuba roza las nubes (Un litro de diésel 1.00 CUC y el de gasolina a 1.20).

Taxi Rutero vs Boteros

En 2017 se intentó topar los precios por tramos para los choferes que conducen los almendrones (taxis particulares), pero como la medida apenas tuvo efecto, la solución fue abrir en mayo de 2017 líneas de Taxis Ruteros manejadas por cooperativas estatales para prestar servicio en la capital.

Los Taxi Ruteros cobran la ruta completa a 15 CUP (con 5CUP por tramos) todavía muy caro para el cubano trabajador, que no podría usar el servicio de taxi ni siquiera una semana completa.

El problema aquí parece estar más enfocado en hacerle la competencia a los boteros que colocar más ómnibus articulados, cuyos precios son más justo para el trabajador de a pie en Cuba.

¿Estaremos en el comienzo de la extinción de los ómnibus de 40 centavos?

La feroz competencia entre gobierno y boteros continúa. Los taxis estatales han ofrecido cierto alivio, al menos para quienes pueden costear el servicio, pero la idea de adquirir autos chinos y subsidiar el combustible será solo una medida temporal para un país que no puede costear la importación de piezas y tantos autos.

Sería bueno pensar ya en un metro para solucionar el transporte en La Habana, ¿no cree?


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